Es largo el camino sin pan que llevarse a la boca,
es un día largo,
es un triste día sin familia
ni amigos a quienes pedir
las sobras del domingo.
Es duro pedir a los demás
avergonzado por la culpa
de ser pobre, de llevar
desgastados y rotos los zapatos,
de vestir con la ropa de los otros
y recurrir al comedor social
a tomar una sopa y un pescado.
Es duro dormir en la calle tumbado en un banco,
dormir en el metro soñando que no me despierten,
dormir donde mean los perros,
dormir entre toses y vómitos.
Es duro fumar las colillas
de gente que tira el tabaco encendido,
que escupen el suelo que piso,
que ríen sus gracias,
se meten conmigo,
se van y me siento abatido.
Es duro estar sucio
y oler a demonios,
es duro lavarme en los charcos
sin agua corriente.
Es duro ver felices a los otros
y verme yo feliz comiendo sus mendrugos.
Es duro celebrar cada domingo
mirando la cruz
que pende de un hilo,
de un hilo finísimo y duro
que aguanta a mi cuerpo
que cuelga del alma
que se ase a la vida,
la vida en la nada
y nunca se ahoga
mirando a la cruz
del Cristo que vence a la muerte.
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