Alauda

04 marzo 2019

La sesgada imprudencia







Es sin lugar a duda
que el deseado atrevimiento,
el deseo íntimo 
y efecto no causado, 
abrió del no eco la cancela
del acallado verbo,
del sordo silencio oclusivo, 
de ya pasados días;
pretérito perfecto, 
sueño no soñado.

Tan cierto es el silencio 
como el recuerdo
de atrevimiento efímero,
de creer convencido 
escuchar lo querido, querido ser escuchado, 
igual que roza el viento el bosque 
y deviene el sonido en la memoria
de lo que no eran hojas, ramas, árbol
ni tupida foresta
mecida suavemente 
por un soplo invisible.
Y un déjà vu
transporta al no lugar, 
al no ser,
a ese puro teatro del engaño.

Hemos de convenir
la evidencia invisible,
por ciega,
ciega obcecada ensoñación
de pensar obtener lo que se quiere
sin saberlo medir, 
sin saberse ubicar, sin saberlo ordenar
y dejarse llevar por esa ciega 
y sesgada imprudencia.


Ana

En aquella larga espera  subían nubes al Cielo. Con las canceladas horas afrontaba mi desvelo y salida de la nada una sonrisa revelo  acercá...