08 junio 2014

HATESHIP, LOVESHIP. EL ARTE DE ENCONTRAR UN LUGAR EN EL MUNDO



Liza Johnson dirigió en 2013 una película en la que volvía a escenificar la búsqueda del lugar en el mundo. Si en Return (2011) era una soldado la que volvía a su mundo después de cumplir con su deber, en Hateship, Loveship, es una cuidadora de ancianos y mujer de la limpieza la que encontrará su lugar en el mundo después de una trama, de un ardid en forma de broma de mal gusto, quien además de cumplir con su cometido, encuentra la única oportunidad que el destino le brinda.

Está basada en una novela de Alice Munro titulada Hateship, Friendship, Courtship, Loveship, Marriage“.

Kristen Wiig protagoniza un drama que tiene forma de puzzle, es decir, las piezas van encajando hasta mostrar un bello mosaico. La Wiig interpreta a Johanna, una más que eficiente ama de casas ajenas. Johanna se queda sin trabajo después que la anciana que cuidaba dejara este valle de lágrimas.

La pose adusta, la timidez, la pinta de paleta y las facciones de mujer rendida, derrotada, sin atisbo de ilusión en su mirada es lo primero que llama la atención de este personaje obsesionado por el orden, el método y la limpieza.

El sentido del deber vuelve a aparecer como en Return. Johanna cumple la última voluntad de la anciana. Una vez muerta Johanna la viste con el vestido azul que quería llevar puesto ese día.

El comienzo nos regala detalles en los que vale la pena detenerse: la firmeza de Johanna (el planchado del vestido azul de la anciana está ejecutado con mano firme y con destreza), sus zapatos, la forma de vestir y el peinado delatan a una mujer entrada casi en la cuarentena sin más horizonte que el de cumplir con su cometido, soñar en soledad y silencio, viendo la vida pasar.

Su nuevo trabajo es a las órdenes de Mr. MacCauley (Nick Nolte), un anciano resultón con blancas barbas que tiene a su cuidado a su nieta Sabitha (Hailee Steinfeld), una adolescente huérfana de madre, cuyo padre es un alcohólico y cocainómano que va de aquí para allá. Este personaje (Ken), interpretado por Guy Pearce, vive atormentado con la culpa de causar la muerte a su esposa en un accidente. La amiga de Sabitha, Edith (Sami Gayle), es un miembro más de familia.

A pesar del orden que infringe en lo que limpia, recoge, barre, friega o cocina, nuestra protagonista es una persona que ha llegado a un punto tal de aceptación de su soledad y de la falta de una familia.

Pero Johanna va a encontrar la horma de su zapato. Sin buscarlo se encontrará en forma de carta manuscrita lo que después, por mor de una chiquillada de unas mozicas que pretenden echarse unas risas a costa de la recién llegada con zapatos raros, provocará una reacción en la peculiar asistenta.

La película nos muestra el valor de querer sin pedir nada a cambio y de la determinación. Un gran Nick Nolte ejerce de gran patriarca justo. La Wiig hace creíble a Johanna no, lo siguiente. Por momentos lo borda. Y las cortas apariciones de Jennifer Jason Leigh empacan una historia de la que hay quien dice que se queda corta. Destaco a la Wiig, Nolte y Guy Pearce. De las jóvenes promesas el personaje de la Gayle tiene más chicha. Apunta maneras la joven protagonista de El Profesor.

No quisiera acabar sin recomendar la película, aun a riesgo de provocar cierto desasosiego. Aunque tiene un planteamiento más que notable, el desenlace ( previsible) se cierra bruscamente dejando al nudo, al desarrollo, en una situación algo comprometida. Sabe a poco. Es tan buena la historia que deja la sensación de querer más.

Resumiendo, la propuesta es buena pero se queda en el notable cuando tiene todos los mimbres para el sobresaliente, entre ellos unos actores que dan credibilidad a sus personajes y una historia que más bien parece un cuento.