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09 julio 2024

Un Sol que se apaga

 

Imagen de wirestock en Freepik</a>



Soy un Sol 

extinto sin lugar ni parte

que fenece.


Mustio, ajado astro, 

Sol muerto, 

óbice extinto,

restos de cenizas.

Carbón tan derretido.


Vil horizonte, me voy apagando

(no se acuesta la negra noche

sin estrellas 

ni destino).


Busco esconderme, 

Rey etéreo, 

en ático de dioses

protegido en asilo, postergado.


Pintando los colores del tiempo los adioses,

antiguos rayos cálidos (vientre tan pretérito

donde germinaba la semilla de la vida).


Se alarga la amarga negrura

elástica, nunca se encoge.

Tensa cada hálito en ardiente fuego.


La amarga negrura se alarga

en vapor, en humo vivo naciente,

de las ascuas de un incendio.


Sin almíbar,

sin dulce ambrosia

que la Luna

guarda en su guarida.

Despojado del verbo, de la amable mirada

que a otro astro nuevo dedica.

Luna llena de banquete

y caricias ajenas.


No hay altar ni nicho,

no hay lápida ni mausoleo,

siquiera hay donde caerse muerto.


Solo albergo el triste consuelo

del fenecido.

Ser presa del fuego 

y arder en este infierno.



El color de tus luceros

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