18 mayo 2014

HACE UN AÑO, UN MES Y UN DIA


Hace uno año, un mes y un día que se fue. Murió en brazos de mi hermana Olalla y su recuerdo nos acompañará hasta que nosotros nos vayamos de este Mundo.

Hace unos días mi hermana Olalla me recordó el día exacto en que falleció (últimamente ando olvidadizo). Queda muy lejos el verano del 99 cuando la adopté o ella me adoptó a mí... No puedo escribir más esta introducción, me he puesto triste y solo me apetece llorarle en silencio. Os dejo lo que el 17 de abril de 2013, el día de su muerte, escribí a modo de obituario:



Adiós "Preciosa"

En el verano de 1999, de madrugada, nos la encontramos o mejor dicho, se nos acercó a unos colegas que estábamos divagando en la puerta del pub "Copas" en Mislata. Alguien entró corriendo y salió con un plato con leche y ella se puso a devorar aquello a lengüetazos (de todos es sabido que los canes beben así).

A regañadientes un amigo cargó con ella y conmigo en su coche, me la llevé a casa y la "adopté" aunque tal vez ella fue la que eligió la compañía.

Estuvo conmigo conviviendo durante dos años aproximadamente hasta que vine a Madrid, ella se quedó con mis padres unos meses hasta que mi hermana Olalla la llevó consigo y la instaló en su casa; un chalet adosado con tierra firme, un naranjo, un limonero, un granado y un olivo.

Al poco de estar conmigo una veterinaria le calculó que tenía entre tres o cuatro años, que había parido y que le habían quitado su camada (las señales de aquella violencia eran unos pezones mordidos recientemente y unas pesadillas que le conté que tenía cuando dormía por la noche; ella lloraba y gemía, y a mi se me helaba la sangre y el corazón cuando la oía entre las penumbras).

Enseguida se recuperó y, cuando más bonita estaba, se fue con mi hermana; es cuando más brillaba su pelo y cuando correteaba con alguna pelota en su boca buscándonos para que se la tiráramos y salir corriendo en pos de aquella.

Hace ya diez y años y unos meses que me separé de ella, la veía cada vez que iba a Valencia y me venía tranquilo porque estaba bien cuidada y en compañía. Mis padres todos los sábados le llevaban alguna cosa (arroz sobrante de alguna paella o cualquier manjar que ella esperaba religiosamente, y es que como todos sabéis los canes son animales de costumbres).

Ha visto nacer a mis sobrinos, los ha visto crecer y nunca perdió la mirada inteligente; una mirada que parecía que te sondeaba. Mientras escribo ésto me van viniendo imágenes, recuerdos, momentos y también la memoria de algunas de las personas que la conocieron.

Ya no puedo continuar, ya sabéis que soy dado a enrollarme y a reiterar lo muchas veces dicho. Hoy se ha ido muy querida entre los brazos de mi hermana Olalla quien le ha hecho el mayor homenaje. Siempre estará en mi memoria.