Cuando la noche
se acerca lívida sin avisar
mis dedos van dibujando
tu nombre sin tocarlo.
Mudo es mi grito en silencio
que aún te busca allí.
Tienta y palpa cual cadente nota
que evoca cada sonido
fiel a tu vasto nombre.
Ágil te adentras en una tupida foresta
donde escondes mil secretos
y te imagino acurrucada
resguardada de las voces.
Sin luz en el candil
te busco en toda silueta
que se mueve.