Se agita la mar nadando en olas
y el horizonte es una nube
de algodón, difuminando los colores
en un extraño gris oliva.
Brisa que vuelve al mar, en la noche,
y despierta mi gratitud
cuando acaricia mi espalda.
Se calma el mar, aún no cierra
la certera noche su opacidad cetrina.
Su embrujo empuja los colores
cálidos al negro abismo.
Arrulla el mar con sus olas
nuestra insoportable levedad.