Con vista al frente
sigue un solo destino
el caminante.
Si precisa desviarse
vuelve a encontrar la senda.
Anda el camino,
al paso con su huella,
el polvo alzando.
Cada pisada suya
se borra con el tiempo.
Con sol o pluvia,
nada impide seguir,
ni sobre noche.
Canta nanas la Luna,
bajo el éter se duerme.
Cuando amanece
busca el pie su sendero,
ase su báculo.
Viene bien apoyarse
en terreno escarpado.
Acaba el día,
cayó cerrada noche,
se fue Selene.
La estrella no titila
ni el lucero miguero.
Es Juan sin miedo,
anda con valentía,
no se amilana.
Bien de día o de noche
calmado se mantiene.
Mira el paisaje,
es todo lo que observa
bello alimento.
El alma nunca sacia
de ríos y montañas.
De verde prado,
de labrantío umbrío
prendado queda.
Contempla los zorzales
en vuelo o en olivares.