05 mayo 2015

ETERNO ESCOLDO





Los amantes de la mano caminan cogidos para no alejarse,
van sorteando, no es en vano, baches apretando fuerte los nudillos,
pisan firme las veredas, se besan suave sorteando los bordillos,
esquivan las polvaredas, se acompañan, dulce acto de entregarse.

¡Quién pudiera ser fiel lazo, anudando lentamente sus hatillos!
Nudo cálido en su abrazo, tan ajenos están de desesperarse,
juntan en sus pechos la mirada, sueñan para nunca despertarse
de esta miel, dulzura tan ansiada. Sus lenguas y besos son gatillos.

Es mejor quemarse que apagarse lentamente,
siendo llama ardiente, ceniza, vivo rescoldo,
caricia ungida en saliva, fértil simiente.

Entre rosales y lirios blancos llora el boldo,
favila sobre favila, triste, acedamente
el sublime santo amor oleado. Eterno escoldo.



 
ETERNO ESCOLDO
(c)
Joan Françesc Vivancos Gallego