14 mayo 2015

EL LENTO MOVIMIENTO DE SU LÁNGUIDA CUCHARA



photo credit: IMG_7138 via photopin (license)



El cielo está gris en tus ojos afilados por la lluvia
que retienen las mejillas.

En las sombras de la mirada se abren las puertas
que oprimen el estómago y la palabra en la garganta.

Suben las plegarías hacia abajo de tus manos, 
en el blanco que dibujan los nudillos prietos
exclamando un grito que ensordece ese silencio.
Un luto guardan tus besos rotos.

Se ha marchitado el tiempo en la piel del alma,
se ha manchado, como en un papel, el corazón pintado
en colores de deseo.

Se han desbordado los precipicios, caen allí los sacos rotos
de los sentimientos ajados.

El tiempo torna a ese punto donde la inflexión se vuelve paradoja.

Caes, ya no levantas las esperanzas en él. Es una sombra 
que no se refleja en el espejo en que te miras cada mañana.

El café no humea mariposas danzando en el centro, 
dentro del ombligo.
Mientras, mesas tu cabello sin peinar observando su silencio
y el lento movimiento de su lánguida cuchara.

Pintas tus labios con gris de tus días anunciando la tormenta,
en tu mejor vestido hay un jirón de decepción.
En tu valle no crece la hierba.

El cielo está gris aguantando la lluvia del deseo 
de lo nuevo.

La frivolidad se ha hecho credo como un nudo de corbata,
la que ajustas mientras su aliento lleva el hielo a tus pulmones.

Él se marcha cruzando la puerta mientras piensas saltar
por la ventana de tu tristeza.



Sin palomitas

Fotografía: https://enfilme.com/ En las mayores de las ocasiones la ficción ya supera a lo real con la fuerza que se oculta tras la cámara. ...