Los amantes pasean de la mano,
andan sin despegarse, ambos asidos
van sorteando baches,
aprietan sus nudillos con firmeza,
pisan duras veredas, suavemente
se besan esquivando las orillas,
zafan juntos las nubes del tierral,
se acompañan en acto de entregarse.
Con noble lazo anudan sus hatillos
despacio.
Cálidamente enlazan sus abrazos,
juntan ajenos a cualquier enojo
la mirada y sus pechos.
Sueñan dormir en tan ansiada miel.
Son gatillos sus lenguas,
sus besos son las balas.
Lento elijen arder
y no apagar la llama ardiente
en el vivo rescoldo con ceniza
de caricias ungidas en saliva tan fértil.
Entre rosales y los blancos lirios
el boldo llora triste, acedamente,
el amor oleado
sublime y santo del eterno escoldo.
Mayo 2015-Agosto 2025
