"https://www.freepik.es/foto-gratis/vista-frontal-mujer-formando-arcilla_5349247.htm">Imagen de freepik</a>
Está mi mano todavía cogida a la tuya asiéndola fuerte,
apretando esperando. Aflojas, me aferro, relajas y aprieto
para no soltar ese dulce beso sin los labios.
No la sueltes.
Guarecida controlas el tiempo borrando manecillas de reloj
remando contra corriente. Pliegas velas llegando a un norte
(un puerto creado en tus manos),
moldeado silencio en barro desgajado de astilladas costillas.
No la sueltes.
Celas la misma desidia que dicta mi razón.
Mi razón sabe que huiste cuando mostré,
cuando mostré latiendo el corazón arrancado de mi pecho,
mi pecho en amarga ofrenda con los altares cambiados.
No la sueltes.
Mi hinchado torso se vacía de tus huesos,
de cada palabra tuya llevada por el viento lejos.
Tu egregio busto es henchido en recogido cabello
sin mis idas y venidas en triste desconcierto
que aflojan las miradas.
No la sueltes.
Mis manos buscan mis bolsillos aun llenos de la nada escrita
en cada letra de nuestros nombres.
Mis huesos escriben versos y los borra
cuando los evitas con tu Norte despiadado.
Me alejo de nosotros
abriéndote mi pecho saturado de nubes
que no surcan argénteo el cielo de tu verbo y tus silencios.
Las aguas del timón son flechas hiriendo las rotas almas.
No la sueltes.
Mi mano suelta amarras meciéndose en agridulce certeza
escrita en nuestras frentes.
No la sueltes.