28 mayo 2015

EL LENTO MOVIMIENTO DE SU LÁNGUIDA CUCHARA






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El cielo está gris
En tus ojos afilados
Por la lluvia
Que retienen las mejillas,
Y en las sombras de la mirada
Se abren las puertas
Que oprimen el estómago
Y la palabra en la garganta.


Suben las plegarías
Hacia abajo, en tus huellas,
En el blanco que dibujan
Los nudillos prietos,
Exclamando un grito
Que ensordece ese silencio
Que envuelve el velo
Del luto que guardan
Tus besos rotos.


Se ha marchitado
El tiempo en la piel
Del alma,
Se ha manchado
En el papel el corazón
Pintado en colores de deseo.


Se han desbordado
Los precipicios,
Donde caen los sacos rotos
De los sentimientos ajados,
Por el tiempo que retorna
A ese punto
Donde la inflexión
Se vuelve paradoja.


Te has caído
Para no levantar
Las esperanzas en él,
Una sombra que no
Se refleja en el espejo
En que te miras
Cada mañana.


El café no humea
Mariposas danzando
En el centro,
Dentro del ombligo,
Mientras mesas
Tu cabello sin peinar
Observando su silencio
Y el lento movimiento
De su lánguida cuchara.


Pintas tus labios
Del gris de tus días
Anunciando la tormenta.
En tu mejor vestido
Hay un jirón de decepción
Y en tu valle
No crece la hierba.


El cielo está gris
Aguantando la lluvia
Del deseo de lo nuevo.


La frivolidad
Se ha hecho credo
Como un nudo de corbata,
La que ajustas mientras
Su aliento
Lleva el hielo
A tus pulmones.


Él se marcha
Cruzando la puerta
Mientras piensas saltar
Por la ventana
De tu tristeza.




27 mayo 2015

NO PASAN HAMBRE LOS CUERVOS









Se ciernen con su luto los negros cuervos
Volando desde el cielo de lo vacío,
Traen ayunos que cocinan los infiernos
Volando con las alas del largo hastío.


Arrancan con sus picos las raíces
Mirando con sus negros ojos
Mientras roban picoteando maíces,
Trigos y los menudos perojos.


¡Hambre!

¡Hambre!


-    ¡Tengo Hambre! ¡Quiero comer madre!


Los negros cuervos no pasan hambre ni avatares,
Ni quieren aprender abecedarios ni integrales,
Vuelan con el buche lleno y sus brillantes collares;
Los niños aplicados saben contar pepitas de arvejales.


¡Hambre!

¡Hambre!

 
Hambre que vacía las tripas,
Que se come las brisas,
Que se traga las salivas,
Que hace soñar rollos y arequipas.


Hambre que adelanta los sueños,
que arrastra suelas en los suelos.


Hambre que traen los cuervos negros,
los de siempre, los de los buches llenos







23 mayo 2015

MI VASTO UNIVERSO









No para en mí este torrente

agitado en la espesura,

es piélago tu hermosura

haciendo a mi gesto ardiente.

Y embebido en tu aguardiente

huye mi afán introverso

naciendo bello este verso,

rimando cielo en tus ojos

que son mis sacros antojos:

Sois vos mi vasto universo.








17 mayo 2015

EN SILENCIO Y A DESTIEMPO









Quiero vomitar las palabras calladas
que escondidas en un volcán
eructan nuestro veneno.

Quiero arrojar abriendo amplias sangraderas
la letra abrasadora,
el verbo silente,
la hora muerta que me abre en dos
con la bruna tinta
que te nombra sin nombrarte.

Soy callado y calmo ponto
ahogando el momento
en que quise dar
el verso que me consume.

No es cierto que escondamos dos verdades:
tu tiempo y mi silencio,
ni que para todo mal
sean esas las certezas.

No es cierto que dos mitades se junten.

Antes es verdad, lo separe tu buen Dios
o el más cruel de los humanos,
que lo desgajado no hay quien lo una;
es un delirio.

Antes quiero expulsar este absurdo volar sin alas,
y remontar el río callado en que tiemblo
y que no me lleva a tu océano.

Quiero mirar otros fanales,
deshacer los espinos,
quitar al tiempo los disgustos,
borrar del silencio tus deseos,
no quiero ser Ícaro cayendo en mis despojos.

Y es, sin embargo, tan dulce la ponzoña
que a destiempo
y muda te idolatra.











15 mayo 2015

EN EL LIMO





En el limo de los sueños me ahogo 
sin poder expulsar las vocales, me desespero, me hundo 
gritando el silencio de cada consonante, exclamo 
un sordo eco en el barro y asfixiado expío 
mis pecados en el purgatorio, nadando en ciénagas,  
deseando el perdón del dios que reflejan los espejos.

Nunca me confesé a ti. En mi caudal sin nivel
juntaba nuestro roto corazón
en la mácula del lodazal
sin exigir indulgencia,
ni a tu dios ni al resto de los mortales.

¿Quién es él? 

¿En que muda
oración sopló el alma 
nuestra fragilidad?

¿Dónde esta tu Dios en esta sinrazón?

Nace en mi boca el tarquín
y ruego que se haga la luz
y que se deshaga el silencio.

Y en esta pesadilla
deseo asirte para salvarme
y reflejarme en la zarca bóveda
y salir de tu molde.

Quita de mí este fango y acúname en tu centro y singla 
mi nao mar adentro al confín de tu remanso.



09 mayo 2015

DEL BARRO DE MIS COSTILLAS




Cambiaste aquella visita
al Panteón decidida
a buscar entre las flores
rozagantes, perfumadas,
amarillas como el Sol,
y los cuadros del recuerdo
pegados en frías losas
por los siglos de los siglos.

Cambiaste buscar ancestros
entre rejas de la tierra,
o entre cemento del nicho,
sin claveles ni menciones,
con vacíos panegíricos,
rodeando largos cipreses
soterrados ataúdes
por los siglos de los siglos.

Cambiaste mi fiel deseo
de seguirte, de encontrarte
adivinando efigies,
acompañando en silencio
entre inmaculados mármoles
tu silueta, tu sed
de saber, mar agitada,
atolones de amargura
que emponzoña melodías.

Cambiaste eso por el ágape
en silencios, por la última
cena sin doce discípulos,
ni ángel, ni Miguel Ángel
que pintara las Sibilas
o el lienzo de tus entrañas.

Cambiaste eso por la amelga
donde esparcidas simientes
germinaron, del estiércol,
en un ángel nacarado
presto de tus atenciones
en un turbio pentagrama.

Cambiaste la pura unción,
y con óleo de mis dedos
te acaricio poesías
escapando de mi alma
hacia añiles, hueros cielos,
versando como un canalla
desde mis adentros. Honda
gruta disolviendo ecos.

Cambiaste el libro de rojo
hilo, mientras la muda Eva
invocaba en la mirada
rayos, truenos y la lluvia,
silencios de costillar
pintando el canto del mar
con rayitas de desprecio,
ahogando en la pleamar lises
en gotitas de veneno.

Cambiaste buscar a Adán
por espinas del rosal.

Del barro de mis costillas
brotan rosas, y no espinas.





07 mayo 2015

MI FE EN TI



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No tengo fe en ti
aunque creas primaveras
multiplicando peces
en tus dedos 
que son redes, aunque transmutas 
en vino el agua donde se ahogan 
las plegarías que recito ante tu altar,
altar que hago
en cada salmo
de tu frente.

No tengo fe en ti,
aunque doblas el pañuelo
que empapas 
en jazmín igual que la brisa
meciendo la amapola.

No tengo fe en ti
cuando mis oraciones 
reverberan como un eco en la pared,
y no me escuchas
adorándote en silencio,
ni aun cumpliendo la penitencia
que me aleja de ti
como un cometa que no logra chocar
contra la Tierra.

No tengo fe en ti,
aunque caminas sobre las olas
y renaces, cual Venus empapada
en la espuma del deseo,
cada amanecer mirando
el espejo que te habla.

No tengo fe en ti,
aunque arranque
los papiros de mi piel,
aunque recite la luna llena,
aunque bautice el estanque
con la sangre de los justos
con la que mis entrañas
te hacen una ofrenda.

No creo en ti
porque conviertes
mariposas en ósculos
volando hacia ninguna parte.

No creo en ti,
aunque me hables ardiendo
en cada tabla de la ley.

No tengo fe
en tu desierto,
ni en tu festín de oasis
de santas intenciones,
de relojes sin cuerda
deteniendo el tiempo
que nos separa,
aun obrando el milagro
delineando una sonrisa
en cada mueca
de mi santa faz.

Mi santa faz escupe 
lágrimas de negras tintas 
ascendiendo a tus infiernos.

No tengo fe en ti,
ni aun abriendo
el firmamento,
ni aun acariciando
este tormento,
apócrifo testamento
que has creado para mi.

Aún quiero,
créeme,
te lo imploro,
tener fe en ti,
cuando mesas tu cabello
arrancando la maleza,
aunque sea por un momento,
que ha anegado tu jardín,
y aunque escapes como el viento
para que nada me lleve a ti.






05 mayo 2015

ETERNO ESCOLDO





Los amantes de la mano caminan cogidos para no alejarse,
van sorteando, no es en vano, baches apretando fuerte los nudillos,
pisan firme las veredas, se besan suave sorteando los bordillos,
esquivan las polvaredas, se acompañan, dulce acto de entregarse.

¡Quién pudiera ser fiel lazo, anudando lentamente sus hatillos!
Nudo cálido en su abrazo, tan ajenos están de desesperarse,
juntan en sus pechos la mirada, sueñan para nunca despertarse
de esta miel, dulzura tan ansiada. Sus lenguas y besos son gatillos.

Es mejor quemarse que apagarse lentamente,
siendo llama ardiente, ceniza, vivo rescoldo,
caricia ungida en saliva, fértil simiente.

Entre rosales y lirios blancos llora el boldo,
favila sobre favila, triste, acedamente
el sublime santo amor oleado. Eterno escoldo.



 
ETERNO ESCOLDO
(c)
Joan Françesc Vivancos Gallego