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Alauda

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20 agosto 2015

Tapan a las lilas la sesbania








Tapan a las lilas la sesbania

bebiendo el aire que respiran,

esconde su crema el vendaval

y germina en las yemas 
de sus dedos 

el aciago desazón.



Los pétalos patinan en rocío

finando el Sol en tu hogar.



¿Quién dañó la llama de las lumbreras?


¿Quién quebró las certidumbres?


¿Quién te adula y oculta 
en su tormenta 

tus albores?



Tremolas al romper el silencio 

los pasos del dilúculo.


El pálpito se frena en la sábana de tu tálamo.



            Octubre 2025


06 mayo 2015

Del barro del costillar


photo credit: La Creación de Adán via photopin (license)






Cambiaste la visita a mi Panteón, decidida, 
por flores rozagantes, perfumadas, 
amarillas como el sol. Los cuadros del recuerdo 
yacen pegados a las frías losas, 
por los siglos de los siglos.

Buscaste ancestros
entre rejas de la tierra, 
cemento de los nichos, 
sin claveles ni menciones. 
Vacíos panegíricos 
bordean largos cipreses 
y soterrados ataúdes, 
por los siglos de los siglos.

Cambiaste mi fiel deseo 
de seguirte, de encontrarte en silencio 
y adivinando efigies, 
por inmaculados mármoles 
que dibujan tu silueta, 
a tu sed de saber.

Mar agitada en atolones 
de amargura que emponzoña 
sin melodía, 
cambiaste el oleaje 
por el ágape en silencios: 
la última cena sin doce discípulos. 
Ni Ángel ni Miguel Ángel 
pintarán las Sibilas 
ni el lienzo del deseo en tus entrañas.

Cambiaste aquello por la amelga. 
Simientes esparcidas germinaron 
del estiércol un ángel nacarado, 
presto a tus atenciones en turbio pentagrama.

Cambiaste mi unción. 
Con óleo de mis dedos 
te acaricio poesías 
que escapan de mi alma 
al añil (huero cielo). 
Verso como un canalla 
desde mis adentros 
(honda gruta disolviendo ecos).

Cambiaste el libro de rojo hilo. 
La muda Eva invoca con la mirada 
rayos, truenos, la lluvia, 
y silencios de costillar. 
El canto del profundo se pinta 
con rayitas de desprecio, 
ahogando lises en gotas de ponzoña.

Cambiaste a Adán por una rosaleda con espinas.

Del barro del costillar, la rosa sin espinas germina.








10 abril 2015

El tiempo que no nos dimos







Si nuestra sola heredad es el tiempo,
tiraré por la borda todo  
y nadaré mar adentro.

Si tan solo nos pertenece el viento, 
moldearé un momento sin ti.

Si lo único que nos queda es la nada, 
en barro molduraré tus entrañas,
soplaré el desamor y tú serás montaña 
donde plante semillas de silencio 
para que el aire acaricie, mudo,
las hojas silenciosas en la afónica foresta.

Lo único que no nos pertenece es lo pretérito;
lo cierto es que aquel nos hurtó 
el tiempo que nunca nos dimos.



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