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Alauda

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30 mayo 2025

Lunes en el vagón


Fotografía: Joan Vivancos 




Una chica que come un bocadillo

sonríe mientras algo está mirando

Otros hablan bajito. A su vera

hablando la muchacha se parte con su móvil

pegado a su oreja.


Unos entran y salen

en <<Plaza de Castilla>>.

Un niño a mi lado 

con su madre conversa,

ella mira su móvil,

sonríe a su hijo si a ella se dirige.


Llegamos a <<Colombia>>

y reparo en un hecho:

pocos conversan, el resto tocamos las teclas.

Todos tenemos móviles

asiéndolos las manos.


La joven del libro

el asiento permuta a la madre,

hacia su madre el niño se prosterna

el tacto dulce busca de su mano.

Ella a su hijo sonríe,

está encantado el niño.


Una pasajera lo que escribo cotillea

y yo me la quedo mirando,

se apartan las miradas. 

Hemos llegado a <<Avenida de América>>.


La lectora con gafas ha cruzado las piernas.

Yo convengo lo guapa que es la madre

del hijo enamorado.


Me detengo un momento,

los pasajeros cruzan los andenes

mientras hace caricias la mujer

a su hombre honorado.


Solo yo estoy observando este

cuadro de vida

mientras pasa el tiempo.

Anhelé que

fuera contigo que se nos quedaran

mirando.




24 septiembre 2024

La pasarela del Metro

elpais.com



Lo mismo que un eterno salón con cuadros viejos 
y apilado con enorme mobiliario
(copas, vasos, botellas de alcohol, 
paquetes de tabaco, alcanfor aromático, 
libros, los tomos de la Enciclopedia,
el listín telefónico de otrora),
un extraño lugar es el vagón 
del metro,
es igual que el recuerdo de un presente que fue
y se ha ido.

Con garabatos hechos por los niños
se ocupan los asientos del vagón.

Está la antena puesta a diario,
entran y salen vidas transeúntes,
algunos bailan, otros leen. 

Un fulano escrutando está el presente,
el futuro y el pasado. 
Alguien mira dibujando 
un boceto en la retina.
Los apegados al móvil están
viendo videos de gatos,
sonriendo emoticonos 
o a esa piadosa mentira 
de la noche del sábado de fugaces amores.

Hay maletas que están viajando aún 
y al ansiado destino llegarán 
entrando y saliendo con prisas 
o muy, muy despacio.

Ella toma la mano de su novio, 
él incrédulo piensa estar soñando. 
Ella muy convencida con dulzura
se empeña en ofrecer la rica chicha,
asadura novísima y tiernísima;
su novio se retuerce en apatía y timidez,
él se merece un caldo: caliente sopa de ajo.

Estamos encarados a pantallas,
a estresados celulares
sin polvos de talco.
Están jugando niños, de la clase 
son ellos los más listos. 

En Pavones el metro se ha parado 
y suena en los auriculares:
<<Lucy in the Sky with diamonds.>>

Es un halo, relámpago fulgente, 
un viajante los pasos dando largos.
Los novios ríen viendo las noticias
(somos almas, polvo somos, eso sí,
muy bien informados).

Llegamos a Valdebernardo.

Un sonriso se comba en unos labios
de palidez de muerte disfrazada,
un Sol en el cabello se dibuja
de la rubia vikinga que de luto se viste,
ella con brioso garbo en el pasillo,  
desfilando marcando firme el paso, 
contenta y ufana posa
llenando el corto espacio su figura.

Este tan espacioso comedor 
es una pasarela que aglutina
lo agrio y lo meloso.

Le está pisando el maquinista ahora.



27 agosto 2024

El último tren (Alauda)


Fotografía: https://www.madrid24horas.com/


                                                  



Raíl análogo en forjado acero
deslizándose trenes y tranvías.
De sangre y víscera es la mercancía...


26 agosto 2024

Andenes


Fotografía: change.org



Andenes donde las almas esperan,
donde trasegamos los mortales 
y ponemos en hora los relojes.

Andenes que calculan nuestra huella.
Logrado algoritmo que cruza los trenes
llegando el ansiado destino.

Andenes de iguales máscaras
o nuevos bustos viajantes.

Andenes cruzando miradas
o un verbo amable.
Busca cada cual poder sentarse.

Andenes donde se aviene y sonríe
la etrusca efigie,
donde corren infantes
y se esconde el pensamiento.

Andenes con mecánica escalera 
igual que un motor perpetuo,
donde se junta el codo con el codo
y jugamos a las sillas,
o estatuas somos
fisgando asidas el hueco.
Tramperos aguaitando un triste asiento.

Andenes con pericia en lentitudes,
dilatando demoras y calmando premuras
en mochilas y ruedas de maletas.

Andenes que se erigen 
en lugar de paso, 
o puesto fronterizo,
donde el garrulo busca hacer su agosto 
y las mocedades se pavonean 
con el exceso de la eterna salvedad.


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