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24 septiembre 2024

La pasarela del Metro

elpais.com



Un eterno salón con cuadros viejos 
y apilado tan enorme mobiliario:
copas, vasos, botellas de alcohol, 
paquetes de tabaco, alcanfor aromático, 
libros, los tomos de la Enciclopedia,
el listín telefónico de otrora,
recuerdo de un presente que se fue.
Es el vagón un lugar tan extraño.

Está la antena puesta a diario,
entran y salen vidas transeúntes,
en el vagón 
hay ocupados asientos,
garabatos que hicieron los niños.

Algunos bailan,
otros leen. 
Un fulano escrutando está el presente,
el futuro y el pasado. 
Alguien mira
dibujando despacio un boceto 
en la retina.
Los apegados al móvil están
viendo videos de gatos,
sonriendo emoticonos 
o a esa piadosa mentira 
de la noche del sábado. 

Tanto se quieren ellos.

Hay maletas 
que aun están viajando,
llegarán al ansiado destino 
entrando y saliendo con prisas 
o muy, muy despacio.

Ella toma la mano de su novio, 
él incrédulo
se repite estar soñando. 
Ella muy convencida 
con dulce empeño está poniendo 
en novel asador la rica chicha;
por contra
él se merece tomar un caldo,
    calentitas
        sopas de ajo.

Estamos a una pantalla encarados,
a estresados celulares
sin polvos de talco.
Los niños 
están jugando, de la clase son 
los más listos. 

En Pavones el metro
ha parado. Está sonando
<<Lucy in the Sky with diamonds.>>

Es halo, rayo fulgente, 
un viajante los pasos dando largos,
los novios ríen viendo el noticiario
(somos almas, polvo somos, eso sí,
muy bien informados).

Llegamos a Valdebernardo.

Una sonrisa se comba en los labios
de pálida muerte vestida,
un Sol en su cabello se dibuja
tocada de luto a la rubia vikinga.
Ella con brioso garbo en el pasillo  
marcando firme el paso 
contenta y ufana desfilando posa
llenando su figura el corto espacio.

Este comedor tan espacioso
es pasarela donde se junta 
lo agrio y lo meloso.

Ahora el maquinista le está pisando.




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