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Alauda

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13 junio 2025

En busca del presente

                    Imagen de http://www.freepik.es/
 

 

 

Un nudo de corbata en mi garganta
la aprisiona, la aprieta y no la suelta
con las manos que fuertes me sujetan
y retuercen suspiros que se escapan.

Me levanto, me siento y me incorporo,
deambulo caminos y veredas
mientras hablo sumido en la tristeza
aguantando que brote lo que escondo.

Me detengo al final del pensamiento
conviniendo que el tiempo no se para,
que es mejor detenerse con el alma
cuando así me lo está pidiendo el cuerpo.

Indiferente a todo que valoro
me sumerjo olvidando lo lejano.
Si el futuro me niega lo olvidado 
el presente veré con nuevos ojos.

 

 

 

 

  

03 agosto 2024

La música de los árboles

photo credit: Xabier Zaldua via photopin cc


Abaten las copas
melodía que compone la brisa.
Los motores gritan a lo lejos
distorsiones.

Bailan las hojas
susurrando nuestros nombres,
a un tiempo arrullan las palomas
el nuevo día desayunándose la noche.

Pipían hambrientos
los pichones inquietos.
Los trinos gorjeos
de los gorriones
amanecen en sus cuevas
repartiendo sus mil perdones.

Susurra la fronda
como saquitos
sonoros de arena
lisonjeando la tenue claridad,
repartiendo un soplo
a la fría mordaza,
a mi vacía taza
que asgo con complicación.

El chasquido del mechero
rompe la polifonía.
El humo llena el vacío.

Es en esta ausencia
donde inhalo
la realidad de mis afectos
y de mi triste ánimo.

Va meciendo la arboleda sus ramas
en estos segundos que pasan.
Se me antoja una eternidad.

Mientras, escucho en la espesura
mil y un cuchicheos tersos.

El día llega y se traga esta lobreguez.

Ya ni el café hace mella,
ni el tabaco,
ni esta agria impudicia.

Del sembrío deseo
ha brotado el tallo del silencio.

Las cetrinas hojas cantan nanas
al crepúsculo amargo con triste sesgo.

Grácil abrazo
despierta mi tribulación,
desaparecen las sombras
al compás que marca
la floresta con frágil firmeza.


              Julio 2014-Septiembre 2024



05 agosto 2016

Una vanidad que se esfuma







Se deslizan 
calmas las velas  
en la mar serena y lanzan 
las redes a sus olas.

La aura levita y ecos de caracola 
se mezclan con las luces primeras del día 
que irrumpe, entre espuma y arena.
 
Como un manto de granito
a la lenta existencia me agarro.

En la cripta candado venció la inocencia
que como la ola se ahoga en la orilla.

Conjeturo dejar de respirar 
como el hundido navío y marcharme 
encontrando en la sima mi puerto.

Se esfuma el tiempo al igual que un susurro
y mis dedos amarran del aire
una humarada que se desvanece.

Prendo en silencio un último cigarro, 
lejos de aquella mesana me guía el destino.






05 mayo 2015

En el limo







En el limo se ahogaron los sueños. 
No puedo expulsar las vocales de tu nombre.
Desespero gritando. 
Me sumerge el silencio de cada consonante.

En el barro, un eco sordo. 
Asfixiado, expío mis pecados 
nadando el purgatorio en cenagales,
deseando el perdón del dios
que el espejo no refleja.

Nunca te confesé mi caudal sin nivel.
Juntamos el roto corazón en colmado
fangal, sin pedir indulgencia. 
El légamo asomaba en mis labios.

Deseé que la luz deshiciera aquel silencio. 
 
Me solté, al fin, y me salvé. 
Me reflejé en la zarca bóveda 
saliendo de tu molde. 
Me quité el fango, 
saliendo de tu centro.

Singlé mi nao lejos de tu arroyo.

03 julio 2014

Granizo como piedras


Fotografía: https://farm6.staticflickr.com/5262/5607850885_8f239b82ec.jpg


Circe me dio la pócima indulgente, 
ella tuvo piedad de mis insomnios,
de mi loca cabeza que buscaba 
un muro donde poder estampar 
mi inteligencia. La sabia hechicera
me estimuló a que nunca regalara
albor a la pared de mi través;
a la que siempre quita más que da,
a la que siempre nunca, nunca, está. 
Igual que sopla el viento viene y va.

Con su brebaje cuento cada noche
pasar la primavera y la otoñada.

¿No era Caos el Huevo primordial?

¿Daba cuerda al reloj el dios del Tiempo?

Era fugada mi tiempo en la cerca
como el granizo frío hiriente cuando 
golpea fuerte la cáscara huera 
(incuba de aire corrientes que soplan
y llevan tristes lejos estos versos). 

El enorme animal que me sacude 
la conciencia se agrada, solo pasa
entre verjas que cercan sinrazón 
obsequiando sus vueltas cien y mil,
mientras la roca se afirma en la tierra
y aguijonea culpa en las pupilas.

Es gelidez lo que antes fue festín
(dejan al anfitrión los comensales,
salen so la moldura de la puerta).

Roba tiempo el reloj, los sueños sueños 
son, lo demás, ya diluvie ya salga 
el Sol, es una estéril impotencia.


               Julio 2014-Noviembre 2024



20 junio 2014

En mi calma





Calla gris el edén rayando el alba,
gorjean pajarillos ajenos del ruido
y en mi rito comulgo valerianas. 

¡Qué tranquilo Cielo gris!
Casi toco tu mirada.

A mi vista un barniz frondoso y verde,
acá un chopo, allá un olmo,
mientras me dibujas tu tristeza,
cielo gris,
en la mirada.

Tonos verdes me miran sin verme,
¿Qué pensarán de mí las raíces, tronco y ramas?

La cordura es desmesura.

Leyendo negras letras viajan nómadas, 
son romeros,
reprimen su ansia
(encarnada locura),
se hacen montaña, 
valle y oasis donde yacen, viven, finan.
Son atardeceres.

Caminantes sin camino.
Sus destinos son horarios, 
ritmos despiadados,
para ser, hacer y actuar.
De todos así se espera.

En mis iris,
Cielo gris,
hay una forma con guadaña.
Un éter.

¿Qué se yo? ¿Un sueño?

Viene o va, no anda, no para, ni está.
La fe no confía esa espera, 
cuando quiera vendrá.

A mi vista tonos verdes,
majestuosos,
bañados en Sol, dibujados en oro.
Dicha calmada, avivada calma
de hoja blanca y celeste, 
botica ansiada, droga y dicha.

Se enfría el café, 
se anuda la garganta,
se aparece tu mirada
y el alma se sojuzga.

Las palabras se enfrían,
mis manos se hielan
cuando decirte quiero mucho o nada.

Dime, ¿Qué es la nada entre la nada? 

Sin más te lo requiero 
desde el pozo más profundo, 
aljibe oscuro de bruna esencia.

¡Qué quieto estás Cielo gris!

Y que agitada está mi calma.

Sorbo el frío café
hecho otrora como manda el canon,
con agua. Día a día en que repito
los rituales, las misas y los mantras.

No hay caminos, hay bosquejos.

Hay quienes suben las persianas,
a tomar van al café el churro, las dos porras
y leen el Marca.

Ora se alza la aura,
ora ruidos, chirridos,
vecinos despertando
reiteran su rutina.

Sin rutinas
árboles no habría
ni limonadas,
ni hoy,
ni el ayer.

La gran Máquina
está en marcha.
Siguen los arpados
con su pio pio
y con sus cánticos,
cántigas del hambre
o de la chicha:
la lombriz,
la mosca
o la miga de pan.

¡Ni qué verde,
ni qué valle!

¡Ni campanas
sobre campanas!

Me gustan los árboles,
sentir la brisa,
pensar tu cara,
tus caderas,
tu sonrisa,
tu pelo,
tus uñas
y hasta tus bragas.

Las cosas son
y lo que no,
se tira por el vano.

Me gusta,
ya ves tú,
el perfil de tu mirada.

Recuento los surcos
de mi cara,
confiero que he de afeitar
esta barba que pincha,
que roza como avispas.

¡Qué sereno Cielo gris!

Que agitada está mi calma.

 


Junio 2014-Julio 2024


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