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Alauda

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12 octubre 2016

Sistémico








Lene e inmaterial es el veneno de la insana vesania
deslizado en mil ideas, delineando la furia en una vasta 
línea de fatalidad que percibe iglesias en la cúspide del cielo.

Sacrílegos juntan las palmas y el verbo expele un salmo íntimo. 
Ahoga la falsa ventura anunciada por el lóbrego ángel de la noche.
El Cielo, in illo témpore, trazó falsos astros 
y rugieron gañidos los númenes.

Si Berkeley resucitara elevaría un altar ideal y empírico
donde tapar piadosamente, con flores marchitas, la oquedad
de cada mechón, con aritmética y álgebra, trasplantado
igual que el jardinero diligente  
ordena en las macetas finitos cepellones.

Es lo que tiene cultivar la puna. 
Hay espíritus que son puro barbecho.


07 abril 2016

Las partículas de Dios






Ella leer debiera a Leibniz
abriendo las ventanas de sus mónadas
al Amor que es un dios aniquilado.

En cada trasquilón de su corto hemisferio
hay un famélico yogui levitando
en el lóbrego tinte de la noche.

Ella arranca mechón tan disconforme,
espera así averiar ese vínculo estéril 
haciendo composible lo humano y lo divino.

Atajó con siniestra mano
de su lacio cabello pelluzgones;
aromas cicatriza en amoniaco.

Su mejor de los mundos es gustar
con el disgusto del desprecio 
engatusada en agrio vilipendio
(creó su dios un soplo de marido beodo).

Su mundo mira su divino rostro
que se refleja en un vitral, 
escribiendo torcido el destino de su hija
en polvo de estrellas dispersa.

Insensato universo perfumado
con el humo de incienso.
Hay charlatanes vendiendo loción posafeitado 
al rasurado desamor.







31 julio 2015

El barro en los pies

photo credit: mitos via photopin (license)


(Poema inspirado en Pies en el Barro de Juan Cabezuelo)




Polvo somos buscado, 
nos convertimos en polvo,
en polvo descubierto 
antes que nazca y en cualquier portal 
barro obtenido, polvo 
en cualquier recodo enamorado,
en cualquier barra, 
en cualquier cita.

Somos cenizas 
sobre cenizas, 
como el Mayor Tom 
de vuelta de la ciénaga 
de la heroína 
quien alucina en su propio fango.

Nos moldeamos en arcilla 
para acabar siendo 
comida para gusanos 
o reliquia en el nicho.

Polvazo, polvareda, 
polvo menudo de talco perfuma
las heces que dejamos tirando la cadena.

Expiamos la culpa, 
se atraganta el último trago.

Somos barro que se reencarna 
en polvo de estrellas,
en el arrobamiento perpetuo
enajenados estamos de barro 
de la cabeza a los pies
provocando cataclismos, 
poniendo nuestro retrato
bocabajo quemados 
en dulce vino ensimismado,
tirando cubos de heces 
desde nuestra torre de marfil
a los viandantes.
 
Somos Segismundo 
creando estercoleros
de karma que embadurna 
las calles cerrando el círculo.

Somos Onán 
llenos de légamo 
eyaculando los gritos
y nos tragamos la ciénaga de los silencios 
masturbados y sin flema.

Nos gusta complacernos 
pisando charcos,
pisando pies, 
dejando huellas de deyección
y mascando el tabaco de las buenas acciones.

Somos peores que canes,
ellos dejan meadas y se marchan.

Plantamos el rosal con hez hedionda, 
sacudimos el barro en nuestros pies.



                Julio 2015-Octubre 2024








18 julio 2015

¿Quién amará a la Señorita Yvaine?



photo credit: via photopin (license)




Duque adornado de camaleón,
—¿Quién amará a la Señorita Yvaine?

El día candó la puerta, 
no amaneció.
La urraca hizo un nido áspero
con su traje blanco y negro.

La inocencia alegró la vista 
y el alma
monótona y naíf
despertó confiada en los sentidos
igual que un arcoíris coronando a la lluvia.
 
La Señorita Yvaine 
entonó una canción en sus labios
de tristeza y decepción, 
de pulsión que pintó la violeta 
en el tálamo cubierto de rosas.

Pintó la podredumbre de su miedo
en amor disfrazado con engaño.
 
Confundió con mariposas 
apolillada emesis disfrazada 
de ósculos en longeva madrugada
escondiéndose la sombra de la noche.

Eligió la compañía del dolor
disfrazado de amor sin condiciones
condimentando fantasías
de convencionalidad en una relación extraña.

Sabría que los ganchos del apego
sabrían a caricias de polillas en el vientre
hincando sus rodillas en el suelo.


                                           





06 mayo 2015

En silencio y a destiempo






Deseo vomitar toda palabra
callada y escondida
y arrojar a un volcán nuestro veneno.

Quisiera expulsar abriendo con amplias sangraderas
la letra abrasadora, el verbo silencioso,
la hora finada que me parte en dos
y la negra tintura que te cita sin nombrarte.

Callado y calmo ponto yo lo fui
ahogando el momento, el instante
en que quise dar el verso 
que en el ahora me consume.

No es certero que escondamos dos certezas:
tu tiempo y mi silencio,
ni que para que sane todo mal 
sea certitud amagar las dualidades.

Dos mitades no se juntan
ni por Dios ni por el hombre; 
lo que se separó, lo desgajado, 
nadie lo une, es un delirio.

Antes quiero expulsar el vuelo ilógico 
sin las alas y vencer el río mudo
que a tu piélago no me conduce.

Ansío que otro faro me ilumine,
que se deshagan los zarzales, 
que se tachen del tiempo los disgustos
y se borren del silencio tus deseos.

No quiero ser un Ícaro cayendo 
en mis despojos aunque sea 
tan dulce la ponzoña
que, en silencio, a destiempo,
sorda y muda te sigue idolatrando.


            Mayo 2015-Diciembre 2025









25 abril 2015

El blanco marfil de tus huesos

Un rayo con estruendo
suena en mi sien; cruza un trueno
este otoño lluvioso.

Arroja magma el volcán
arrasando voraz el vestigio 
de tu silueta.

Un mar que expulsa roca y fuego soy.

No seré pescador de ajada frente
con un salabre preparado.
En tu otra mano,
asida fuerte a la caña,
se retuerce la presa en el aire
con su aliento cansado doblándose
en la muerte.

Son tus huesos guadaña, 
hoz que siega mi verbo y mi silencio.
Mi ola tajada no tocó tu orilla.

Son tus huesos el marfil
que no embellece mi hogar.
Oculta el tálamo mostrar sus sábanas.

Fría y nevada tan severa estatua,
un hilo de ovillo tallado me arrastra 
dormido dentro de tu laberinto
- dédalo donde no despertaré -.



Abril 2015-Octubre 2024










16 febrero 2015

Detrás




Luz de lucernas alumbran el día
y la noche se marcha con su umbría.

Hay detrás de tu mirada
un frontispicio que emana amargura 
-esa piedra sin tallar 
que solo respiró horadadas lágrimas-.

Muestran al mundo tus manos
un pliego de tinta mojada con letras borradas 
(huero deseo tan lleno en candiles sin llama).

En la noche te abandonas esperando
en tus sábanas al ángel que te guarda.

Llenas en la negra confusión un grito seco, 
casi mudo, que se esconde con acedura
detrás de la sonrisa que dibujas con una mueca.

Rompes los cristales de cada ventana
que tras un vidrio adverso ciega la juventud,
esa que ansías, tragando el tósigo
al que atónita te has sentenciado,
por no saber subir a lo alto de ese cielo
que se difumina en grises borrones.




08 febrero 2015

Enredando


photo credit: Sculptures via photopin (license)




El día es gris,
chirría haciendo daño la persiana del bar.

Nadie se desayuna un café con leche, 
una porra y la portada del periódico 
de letras negras que manchan.

Hiela el cielo gris y se esconden las palomas
en los huecos de las terrazas
huyendo de la noche y de ti.

Vas y vienes con la madeja entre las manos
enredando caracoles en tu lacio pelo, 
mientras con la mirada rezas 
a tu dios que silencia las gargantas. 

Por el día salió una luz al mundo, 
mundo en que a lo suyo deambula cada cual.

Mientras caracoleas tu cabello
envuelvo en un pedazo de papel 
en blanco mi veneno y sueño que trepo la cuesta 
de enero y borro mis yermos sueños de febrero.



11 octubre 2014

Espuma de la Venus Muda


Fotografía: Arturo Villarrubia






Tu vista rasga el aire
segando las razones
con cristales opacos en tus ojos.

Las miradas con 
gesto tan adusto 
cortan el hielo y devoran en silencios 
el ser y la nada.

Encerrado con pestillo dona el tiempo 
la finada arena y mi verbo medroso
escapa no queriendo ser dañado
por la afilada y combada guadaña.

El frio mutismo mi hálito cercena
e igual que borra el poeta sus versos
y rimas que rizaban voluptuosas,
se para el reloj
y las horas quedan huérfanas.

En la atalaya vigilando el valle,
mi eco sordo sació en los manantiales 
el gemido trozado por los cráteres.

Veo a lo lejos tu frente altiva
y observo como siembras 
estériles dunas de desierto
con la música muda del silencio.

Mojas en salitre al estío que quema
y de tus volcanes se agostan laderas
con las palabras huecas sin hondura
y brolla, así, de tan vacío fontanal
tu espuma, 
la espuma de la Venus muda.











16 agosto 2014

Sin los frenos que ahogan las palabras






Cierro puertas los malditos 
que arrancan las raíces
a los desesperados 
que beben la esperanza 
ajena sin salir de su crisálida,
a los ensimismados 
en su ombligo cerrado 
como una cremallera rota.

Quiero la luz candando 
la noche en mis luceros,
quiero ver las sonrisas 
en las retinas, 
las dichas en el alma,
esa sencilla compañía 
del caminante, 
de quien escucha, 
de quien su verbo no maldice 
nuestra existencia.

Quiero decirlo sin los frenos 
que ahogan las palabras.






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