Archivo del blog

Alauda

Mostrando entradas con la etiqueta Evocación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Evocación. Mostrar todas las entradas

04 julio 2024

Un día de playa


Fotografía de Nuria Vivancos 



Suave arena, alisada y calma, 

igual que la cubierta recién planchada,

bien estirada. 


Llena de agua y peces,

una llanura orillada es el mar

en esta playa de arena acabada

donde se estiran los cuerpos

buscando afable el Sol de la mañana.


Celeste es la mirada 

que se mueve con las olas

cantando su arrullo 

con ese desdén,

alejando meciendo 

el pensamiento

entre algas, olas, 

arena y caracolas,

de lo que precede, 

del porvenir.


Presente andante 

donde salta el ufano güiro,

tremolan sus sombrillas 

sin puericia los mayores

picando alguna cosa, 

engullendo la pitanza,

pispando alguna cosa, 

disfrutan de la brisa.


Los palos clavados buscando la sombra, 

colores tornasolan caracoles: 

flamantes parasoles tapando el zarco cielo.


¡Ay! Mirando está la mar en mis recuerdos.


Los domingos enteros en la playa,

la larga caña que empuña mi padre, 

el fino sedal, su salabre y lombrices 

clavadas en anzuelos, pan mojado 

echando el lastre 

buscando lubinas, doradas y lisas


En las rocas los cangrejos se escapaban

corriendo de espaldas, 

mirando de frente

echaban bocanadas de sal y aire,

buscando refugio 

de nuestras manos con llenos pozales 

y esperanzas, pueriles y vanas.


Los pies chapoteaban con el primer amor

(mesaba bruno su pelo en la orilla),

sus ojos eran besos y sonrisas,

ese era el mejor Sol, 

¡ahí es nada!

¡Qué bello y nítido es el amor de un niño!


Hoy una bandera 

verde en firme asta ondea.


Llevan mis ojos firmeza

cuando pienso en tu mirada.




19 junio 2024

Evocándote

Estatua de Livia. Museo del Louvre. Wikimedia Commons


      

Ojo de agua permea 
y se desliza en la pendiente, 
escurriéndose bajo mis pupilas 
mirando tu amarga ausencia
(lejanía que busca
la mención de tu figura).

Mi memoria acibarada
destila ese dulce agror
y acerbo extrañamiento,
esa desidia que es larga distancia 
de los días que habitas mi memoria.

Un ser y un estar,
sin tu presencia, 
que da calma
y remansa la tormenta 
que golpea con firmeza
las ventanas difíciles.

Tu altar en mi pecho celebra
la eucaristía de tu abrazo,
de tus sonrisas, 
del tacto de tu ser
inflamando los rescoldos 
con aliento avivado de tu verbo.

Y en mis manos 
celebro el sacrificio 
en tu honor, evocándote.

Bendigo tu talle elegante 
que es legado 
(circunvalan imperios el mundo).

Bendigo los momentos, los instantes
intrincados que al fin desvelaron
lo que antes no se había descubierto,
cruzando el Rubicón 
que escribe cada letra de tu nombre.


Entrada destacada

Los pesos del amor

Foto  de  djovan  en  Pixnio Es agotador amar, amar a la persona equivocada con la lluvia cayéndose sobre las lágrimas de Hiblis. Es agotado...

Entrada destacada