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Alauda

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06 agosto 2024

La rueda

photo credit: oriol04 via photopin cc


La mala conciencia es excusa pueril.
No me afecta.

Quedaron atrás los abriles
sin indulgencia con quien milagrea.

No hay condescendencia
con el que sube sin subir,
con el que platica sin dialogar,
con el que desalienta al navegante,
con el que tira por la borda mi paciencia.

Si vuelan, no se estrellen.
No les deseo mal.

Mis ojos son indiferencia cruel.
Silencio, esquivez, 
sonrisa encendida o apagada.
Mueca.

A veces fiamos al impostor.
Cada elección es otra rueda
dando vueltas.

¿Quién ensalma heridas nunca abiertas?




08 junio 2024

Las líneas que se pasan (Alauda)


Foto de Ivy Son: https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-vestido-con-chaqueta-amarilla-3490253/




Me he adentrado buscando el horizonte, 
todo dejo finando allí las olas.
Remando firmes mis brazos, a solas,
sorteo abismos del río Aqueronte...

 

12 octubre 2016

Sistémico








Lene e inmaterial es el veneno de la insana vesania
deslizado en mil ideas, delineando la furia en una vasta 
línea de fatalidad que percibe iglesias en la cúspide del cielo.

Sacrílegos juntan las palmas y el verbo expele un salmo íntimo. 
Ahoga la falsa ventura anunciada por el lóbrego ángel de la noche.
El Cielo, in illo témpore, trazó falsos astros 
y rugieron gañidos los númenes.

Si Berkeley resucitara elevaría un altar ideal y empírico
donde tapar piadosamente, con flores marchitas, la oquedad
de cada mechón, con aritmética y álgebra, trasplantado
igual que el jardinero diligente  
ordena en las macetas finitos cepellones.

Es lo que tiene cultivar la puna. 
Hay espíritus que son puro barbecho.


24 agosto 2016

Alegoría







Si hubiera de definir el silencio
recurriría a la alegoría de tu figura.

Si hubiera de acotar las horas
lo haría mudo para ser testimonio
de la sonrisa que nunca me dedicas.

Si hubiera de elegir
me quedaría a orillas del mar
oliendo olas cegado por lo imponderable.

Si hubiera de volver del revés
el mundo, haría un barco
de papel donde arrojaría la indiferencia.

Si hubiera de saltar desde lo alto
me apartaría para volver a ser mecido entre las olas.

Si hubiera un tiempo nuestro
sabría que no desperté de un sueño roto.

Si hubiera querido olvidar
pintaría de noche las ventanas.

Si hubiera de mirar atrás me negaría
y seguiría dibujando huellas en la arena.

Si pudiera pintar tus labios
me sumergiría en lo vasto de tu nombre.




07 abril 2016

Las partículas de Dios






Ella leer debiera a Leibniz
abriendo las ventanas de sus mónadas
al Amor que es un dios aniquilado.

En cada trasquilón de su corto hemisferio
hay un famélico yogui levitando
en el lóbrego tinte de la noche.

Ella arranca mechón tan disconforme,
espera así averiar ese vínculo estéril 
haciendo composible lo humano y lo divino.

Atajó con siniestra mano
de su lacio cabello pelluzgones;
aromas cicatriza en amoniaco.

Su mejor de los mundos es gustar
con el disgusto del desprecio 
engatusada en agrio vilipendio
(creó su dios un soplo de marido beodo).

Su mundo mira su divino rostro
que se refleja en un vitral, 
escribiendo torcido el destino de su hija
en polvo de estrellas dispersa.

Insensato universo perfumado
con el humo de incienso.
Hay charlatanes vendiendo loción posafeitado 
al rasurado desamor.







06 mayo 2015

Del barro del costillar


photo credit: La Creación de Adán via photopin (license)






Cambiaste la visita a mi Panteón, decidida, 
por flores rozagantes, perfumadas, 
amarillas como el sol. Los cuadros del recuerdo 
yacen pegados a las frías losas, 
por los siglos de los siglos.

Buscaste ancestros
entre rejas de la tierra, 
cemento de los nichos, 
sin claveles ni menciones. 
Vacíos panegíricos 
bordean largos cipreses 
y soterrados ataúdes, 
por los siglos de los siglos.

Cambiaste mi fiel deseo 
de seguirte, de encontrarte en silencio 
y adivinando efigies, 
por inmaculados mármoles 
que dibujan tu silueta, 
a tu sed de saber.

Mar agitada en atolones 
de amargura que emponzoña 
sin melodía, 
cambiaste el oleaje 
por el ágape en silencios: 
la última cena sin doce discípulos. 
Ni Ángel ni Miguel Ángel 
pintarán las Sibilas 
ni el lienzo del deseo en tus entrañas.

Cambiaste aquello por la amelga. 
Simientes esparcidas germinaron 
del estiércol un ángel nacarado, 
presto a tus atenciones en turbio pentagrama.

Cambiaste mi unción. 
Con óleo de mis dedos 
te acaricio poesías 
que escapan de mi alma 
al añil (huero cielo). 
Verso como un canalla 
desde mis adentros 
(honda gruta disolviendo ecos).

Cambiaste el libro de rojo hilo. 
La muda Eva invoca con la mirada 
rayos, truenos, la lluvia, 
y silencios de costillar. 
El canto del profundo se pinta 
con rayitas de desprecio, 
ahogando lises en gotas de ponzoña.

Cambiaste a Adán por una rosaleda con espinas.

Del barro del costillar, la rosa sin espinas germina.








08 febrero 2015

Enredando


photo credit: Sculptures via photopin (license)




El día es gris,
chirría haciendo daño la persiana del bar.

Nadie se desayuna un café con leche, 
una porra y la portada del periódico 
de letras negras que manchan.

Hiela el cielo gris y se esconden las palomas
en los huecos de las terrazas
huyendo de la noche y de ti.

Vas y vienes con la madeja entre las manos
enredando caracoles en tu lacio pelo, 
mientras con la mirada rezas 
a tu dios que silencia las gargantas. 

Por el día salió una luz al mundo, 
mundo en que a lo suyo deambula cada cual.

Mientras caracoleas tu cabello
envuelvo en un pedazo de papel 
en blanco mi veneno y sueño que trepo la cuesta 
de enero y borro mis yermos sueños de febrero.



11 octubre 2014

Espuma de la Venus Muda


Fotografía: Arturo Villarrubia






Tu vista rasga el aire
segando las razones
con cristales opacos en tus ojos.

Las miradas con 
gesto tan adusto 
cortan el hielo y devoran en silencios 
el ser y la nada.

Encerrado con pestillo dona el tiempo 
la finada arena y mi verbo medroso
escapa no queriendo ser dañado
por la afilada y combada guadaña.

El frio mutismo mi hálito cercena
e igual que borra el poeta sus versos
y rimas que rizaban voluptuosas,
se para el reloj
y las horas quedan huérfanas.

En la atalaya vigilando el valle,
mi eco sordo sació en los manantiales 
el gemido trozado por los cráteres.

Veo a lo lejos tu frente altiva
y observo como siembras 
estériles dunas de desierto
con la música muda del silencio.

Mojas en salitre al estío que quema
y de tus volcanes se agostan laderas
con las palabras huecas sin hondura
y brolla, así, de tan vacío fontanal
tu espuma, 
la espuma de la Venus muda.











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