El otro día hubo una breve conversación sobre el Amor. Ello me dio pie a sentenciar. O divagar. O, sencillamente, a opinar. Esto es lo único que dije en respuesta a esta pregunta:
¿De que hablamos cuando hablamos del amor?
Y respondí:
El
amor es una filia. Hay muchas clases de amor. El amor a los hijos no
es el mismo que se tiene a los padres. La filia hacia los amigos no
es la misma que se siente hacia los hermanos. El amor al otro, con el
que uno se pretende emparejar, es lo que dice Kaplan. Y solo en esa
clase de amor puedo comprender lo que dice Žižek. Ya que no solo
inconscientemente buscamos perpetuar la especie. A posteriori, cuando
el amor se tiene, tal vez conozcamos las causas que lo motivaron. La
soledad, la ausencia, entre otros, pueden ser causas de amores,
incluso desaforados. Pura enajenación. El amor higiénico es pura
ideología.
Arturo
Villarrubia comenzó aquel banquete con la siguiente reflexión del filosofo
esloveno Žižek:
“El
misterio del amor es que solo descubres que era lo que necesitabas
cuando ya lo has encontrado”.
Hubo,
a continuación, una más que interesante “charla”. Así por
ejemplo destaco lo siguiente:
You
can't always get what you want
But
if you try sometime, you just might find
You
get what you need (George Kaplan)
Villarrubia,
supongo, en la linea de Žižek,
hablaba del amor “como
un evento que genera sus propias causas”.
El anteriormente citado Kaplan comentó que “el
amor no es más que el síntoma de un proceso químico con el que la
naturaleza se perpetúa y medra”.
Y
aquí quiero pararme. Deseo recordar lo que Platón expresó del
amor. Recordemos que una de las definiciones más corrientes es
aquella del “amor platónico” entendido este como amor ideal
no correspondido. Es una mala interpretación que se ha hecho del
filosofo griego. En su obra “El
Banquete”,
Platón se despacha a gusto. Vean ustedes:
—Resumamos,
añadió Sócrates, lo que acabamos de decir. Primeramente, el Amor
es el amor de alguna cosa; en segundo lugar, de una cosa que le
falta.
(...)
—...todo
lo que sé sobre el amor, se lo debo a ella (Diotima).
Voy a referiros lo mejor que pueda, y conforme a los principios en
que hemos convenido Agaton y yo, la conversación que con ella tuve;
y para ser fiel a tu método, Agaton, explicaré primero lo que es el
amor, y en seguida cuáles son sus efectos... (el
que habla es Sócrates).
Y
ahora veamos esta extensa conversación entre Diotima y Sócrates, en
la misma obra:
—En
suma, el amor consiste en querer poseer siempre lo bueno.
—Nada
más exacto, respondí yo.
—Si
tal es el amor en general; ¿en qué caso particular la indagación y
la prosecución activa de lo bueno toman el nombre de amor? ¿Cuál
es? ¿Puedes decírmelo?
—No,
Diotima, porque si pudiera decirlo, no admiraría tu sabiduría ni
vendría cerca de ti para aprender estas verdades.
—Voy
a decírtelo: es la producción de la belleza, ya mediante el cuerpo,
ya mediante el alma...
...Porque la belleza, Sócrates, no
es, como tú te imaginas, el objeto del amor.
—¿Pues
cuál es el objeto del amor?
—Es
la generación y la producción de la belleza.
—Sea
así, respondí yo.
—No
hay que dudar de ello, replicó.
—Pero,
¿por qué el objeto del amor es la generación?
—Porque
es la generación la que perpetúa la familia de los seres animados,
y le da la inmortalidad, que consiente la naturaleza mortal. Pues
conforme a lo que ya hemos convenido, es necesario unir al deseo de
lo bueno el deseo de la inmortalidad, puesto que el amor consiste en
aspirar a que lo bueno nos pertenezca siempre. De aquí se sigue que
la inmortalidad es igualmente el objeto del amor.
Como
hemos podido ver, el amor según Platón es muy diferente a lo que
llamamos erróneamente “amor platónico”.
Resumiendo,
para Platón el amor consiste en un acto para generar y
producir belleza, mediante el cuerpo y el alma. No es la belleza el
objeto del amor. Sí lo es producirla, crearla, generarla. Es la
belleza y la perpetuación del ser humano la aspiración del amor: lo
bueno, la inmortalidad.
Igual
que en “El
Banquete”,
en la conversación del otro día hubo cinco intervenciones. Incluyo
a Žižek. Es una mera observación.
Ahora
vamos a intentar averiguar lo que Villarrubia quiere
decir con la afirmación de que el amor es un evento que produce sus
propias causas. Y lo vamos a hacer con esta disertación del
filósofo esloveno Žižek:
No
hay nada, básicamente. Lo digo literalmente, pero entonces ¿Cómo
surgen las cosas? En este punto siento una especie de afinidad
espontánea con la física cuántica donde la idea, como sabes, es
que el Universo es un vórtice, pero una especie de vórtice con
carga positiva y entonces aparecen cosas determinadas cuando el
equilibrio del vórtice se perturba. Y de pronto esta idea se me
antoja muy atractiva; no sólo hay nada, ahí afuera hay cosas.
Significa que algo salió terriblemente mal; que aquello que llamamos
creación es una especie de desequilibrio cósmico, una catástrofe
cósmica. Las cosas existen por error. E incluso estoy dispuesto a
llevar esto al límite y decir que la única manera de compensar esto
es asumir que hubo un error y llegar al final. Y para este final
tenemos un nombre: se llama amor. ¿No es el amor, precisamente, este
desequilibrio cósmico? Siempre me repugnó esta actitud de “yo amo
al mundo” “hay un amor universal”. No me gusta el mundo. Esto
básicamente entre odio al mundo y me da igual. Y toda la realidad,
pues es eso, lo que es, es estúpido, está ahí afuera y me da
igual. El amor para mí es un acto tremendamente violento. El amor no
es “os amo a todos”. El amor es escoger una cosa y ahí, de
nuevo, tenemos este desequilibrio. Incluso si este algo es sólo un
pequeño detalle, una persona individual y frágil, diría “yo te
amo más que cualquier otra cosa”. En este sentido formal, el amor
es maligno.
Siguiendo
el hilo del filosofo esloveno y psicoanalista lacaniano, el amor lo
causa un desequilibrio. El amor surge de un acto violento. Por ello
no es descabellada la afirmación de Villarrubia de que el amor
genere sus propias causas. De no haber nada, algo desequilibra el
universo, nuestro universo. Y de ese acto maligno surge la chispa que
lo incendia todo. ¿No será el amor un karma?
Considero
que las causas del amor (que sabemos que es lo que necesitábamos
cuando lo tenemos) son “desequilibrios”. La soledad. La ausencia.
El cubrir un hueco (o muchos de ellos). O lo
que sea...
En
nuestra propia simpleza (el mecanismo del botijo es harto
complicado), caemos en las garras del amor sin saber de antemano si
es lo que realmente necesitamos. Algo ha salido mal cuando caemos en
el amor (to
fall in love). Lo
que venga después cada cuál sabe como le va, le viene, le ha ido o
le ha venido.
El amor es una enajenación. Bendita
locura. O maldita razón de caer en esa vesania.
Cada barco aguanta su vela. Cada nave sabe si llega, o no, a buen puerto. Las hay que se hunden. Y las hay que quedan varadas.
Cada barco aguanta su vela. Cada nave sabe si llega, o no, a buen puerto. Las hay que se hunden. Y las hay que quedan varadas.