Entre abrojos sumido en la tristeza
resbala el manantial por mis mejillas,
sollozo el cruel enojo y mi alma reza,
esquiva alondra, a la luz con que brillas.
De esta selva escondido yo me aparto,
del mundo, de la gente y su miseria,
de batallas perdidas que departo
en blanco y negro verso su agria feria.
Llora mi llanto la ida primavera
(lindos colores y tupido manto
finaron en calima en el verano).
La seroja cayó por vez primera
y trinan los pardales bello canto.
¿Dejas que mime yo tu bella mano?