Dios se hizo pústula
y esculpió el aliento con sus manos.
Dios bajó del Cielo
y pintó de nubes la perpetua edad.
Dios legó en la orilla
la mortalidad que baña nuestros pasos
y donó la vejez a lo efímero.
Dios se mofó de nosotros
y pasó de largo dejando la tormenta.
Dios se fue
y murió en nuestro intelecto,
su herencia es una torre de babel
donde nadie entiende a nadie.
Dios ascendió a su nube gris
y rezumó la lluvia ácida
que abrasa eterna
las finitas almas.
Deshojó el amor
en mil embustes.