En esta madrugada
donde empieza el verano
con esta humedad envolvente
que se pega en la piel
con calor de caldera,
con este invisible vapor,
con el torso desnudo
iluminado por la lámpara,
no me pongo de acuerdo
si escribir o leer y escribiendo termino.
Escribo sin saber,
sin saber que debo escribir;
sin poder discernir lo mundano y lo sagrado,
sin saber transmitir lo que yo me despojo
igual que un fino pétalo
que de raíz se arranca.
Quiero volver al mar
donde desnuda la ola me platica
agitada entre rocas,
donde al amanecer se escuchan trinos
cuando los barcos se recogen,
donde se borran huellas en la arena
mientras asgo la taza con café.