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Es un cántaro de miel que se rompe
en mil añicos,
que contra el suelo colisiona
mientras despierto se sueña,
el que nos devuelve a lo real,
el que tantos sueños borra
endebles como un tallo que se quiebra
entre los dedos.
Es una vana fantasía
en la que duerme el cuerpo
y nunca el alma despierta,
que al desgajarse la mente de la almohada
nos devuelve a la verdad de lo cierto.
Es la niebla que se acaba
mostrando el azul el cielo sin nubes,
es la fuente que no acaba
brollando el agua infinita
cayéndose a ese suelo que todos pisan.
Es así que convengo
que solamente es vanidad
el deseo que arranca la piel,
que se desliza bajando la montaña
mostrando lo bello y lo feo,
lo que sí, lo que no,
es el cruel magisterio de la vida,
es el preciso momento
en que todo queda roto
o se rehace,
o simplemente es un sueño que duerme
ajeno a todo tiempo, a todas las horas
que marca el reloj,
el reloj que borra el tiempo.