hay distancias que hablan,
interpelan,
interrogan
sin que las vocales
crucen el tiempo,
sin que los espacios
encierren consonantes llenas;
las palabras
que nos ponen el espejo,
ese en que nos vemos sin más
como un reflejo, esa dura distancia
que nunca se acorta, ¡ay!
Son dulces las despedidas
que la noche bendice
sin la presencia de la sombra de Horacio.
No hay Carpe Diem, no hay ¿amor?,
ni si siquiera hay primavera,
ni indicios, ni la cruda realidad;
un fugaz Carpe Noctem
o puede que un déjà vu,
o un misterio resuelto
que se ahoga
en esa dura realidad
que uno da por hecha.
¿Cantos de sirena?
Puede que sea la caverna de Platón
la burbuja en que me encierro
y me aleja de tu luz.