04 julio 2014

SOYLENT GREEN. CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE.

Fotografía:  http://clasicosendd.blogspot.com/2013/06/cuando-el-destino-nos-alcance.html


En España esta película la titularon “Cuando el destino nos alcance”. Muy en la línea de filmes “setenteros” donde se dibuja un futuro nada halagüeño.

Está basada en el libro publicado en 1966 ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!, de Harry Harrison.

El film nos presenta un panorama en el que la superpoblación y la escasez de alimentos han ahondado las diferencias sociales. El populacho, el común, la prole, los desheredados, se hacinan en las escaleras de los edificios incluso en las que sirven en caso de incendio. Las mujeres jóvenes solo pueden aspirar a ser concubinas y formar parte, junto al mobiliario, de las viviendas que se reasignan a quienes tienen una posición acomodada en el escalafón social - no en vano de aquel toman su nombre. –

La soja es el alimento de las masas. Soylent es la marca comercial de tan preciado manjar. Hay soylent rojo, amarillo y verde (éste de novísima creación). Es el Soylent Green el que da nombre a la película.

Fotografía: https://elblogdemiguelfernandez.wordpress.com

La inmensa masa siempre está dormitando lo que denota hambruna severa y abandono de toda esperanza. La suerte está echada para esos desgraciados a quienes solo les queda apiñarse en las escaleras, aguardar su turno en las colas de racionamiento o ser apartados bruscamente de las calles por las palas mecánicas de grandes camiones que recogen a esos parias como si de objetos se trataran.

Solo los ricos tienen aire acondicionado, duchas con agua caliente, confort, neveras repletas de alimentos frescos (verduras y carne) o delicatessen como la mermelada. Un cuerpo de policía está en ese punto medio que separa, como en un abismo, a las élites de los que no pertenecen a las castas. Las iglesias están repletas de enfermos, inválidos y pobres de regio abolengo. El Estado ha sido sustituido, de facto, por la corporación que suministra – una vez a la semana gratis – el soylent.

El soylent verde está hecho, a priori, de plancton de los generosos mares.

La investigación de un crimen, un asesinato de uno de los directivos de la compañia que suministra en exclusiva el soylent, sirve de hilo argumental a una historia que provoca el desasosiego y la incredulidad hacia lo que el destino nos depare.

Fotografía: www.nadacomercial.com

Charlton Heston y Leigh Taylor-Young protagonizan esta joya de la ciencia ficción. La ciencia y las tecnologías han desheredado a las personas, incluso, de lo que Marx dejó escrito en su obra "El Capital" como la capacidad de realizar un trabajo: la fuerza de trabajo. Negros augurios con tintes de veracidad según lo que impera en el mundo del trabajo en nuestros días: paro y jornadas parciales casi ínfimas. En ambos casos mal pagados.

Charlton Heston se había especializado en ser el principal intérprete de películas en los setenta que nos mostraban un futuro muy desfavorable para la raza humana. Además de “Soylent Green” protagonizó las memorables “Omega Man” (“El último hombre vivo”) y “El Planeta de los Simios”.

Fotografía: ciclos-decine.blogspot.com

Como ya comenté en la entrada sobre la película “La Fuga de Logan”, en los sesenta y los setenta se generó una ola de “miedo” entre la opinión pública occidental. No solamente el comunismo estaba maldito (la URSS aún era el gigante que disputaba a EE.UU., la supremacía mundial); la superpoblación y la crisis se cernían como un ave de mal agüero.

Cuando el destino nos alcance” tiene una fotografía que logra desanimar a cualquier optimista crónico u ocasional. Los tonos anaranjados son como napalm. Logran transmitir esas sensaciones que solo el calor y la desesperación provocan en las personas y en los animales.

El protagonista es un policía honrado excepto cuando se trata de llevarse todo lo que puede del hogar del muerto, ya sea comida, unos lápices para su ayudante o, incluso, disfrutar de los goces del mobiliario. Pero, además, resulta tener sentimientos; experimenta la ternura, la lealtad y ese sentido del amor de verdad, el que se sacrifica desinteresadamente. Su personaje obra al principio como un canalla, al final lo hace como un héroe.

Hay que destacar a ese secundario de lujo que días después del rodaje falleció de un cáncer, Edward G. Robinson, que deja momentos memorables que sólo un actor de verdad logra interpretar, transmitiendo un abanico tal de emociones que logra hacer levantar al público y aplaudir a mano batiente. ¡Qué grande!

Fotografía: es.paperblog.com

No dejen de ver esta película. Les desazonará aunque, al mismo tiempo, disfrutarán de una historia que invita a pensar como poco.