Hoja de corazón aovada
redonda de noche y día,
verde y glauca aceitunada,
muestra trina picardía.
Palomilla alba de muro
que despierta su alegría
con el lila de violetas
y pajiza cortesía.
Observo su silueta
que nace de la sombría,
arrastrando entre los muros
y las grietas fantasía.
En pedregosos caminos
despunta con maestría
tapizada de esmeralda
con finísima osadía.
Invasora de jardines,
perenne geometría
extiende como un mantel
pródiga tapicería.
Fácilmente se ha enredado
en la hueca celosía
revistiendo bella tela
la valiente gallardía.
Hierba lo es de campanario,
brotada teología
de paredes y recodos
libre de toda herejía.
Cimbalaria tan bonita,
forrada jardinería
que abrotoña en recovecos
con denuedo y maestría.
© Joan Francesc Vivancos Gallego