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07 abril 2016

Las partículas de Dios







Ella debiera leer a Leibniz
abriendo las ventanas de sus mónadas
al Amor que es un dios aniquilado.

En cada trasquilón de su corto hemisferio
hay un famélico yogui levitando
en el tinte de lóbrega noche.

Ella arranca mechón tan disconforme,
espera así averiar estéril vínculo
haciendo composible lo humano y lo divino.

Atajaba la mano siniestra 
de su lacio cabello pelluzgones.
Aromas cicatriza en amoniaco.

Su mejor de los mundos es gustar
con el disgusto de ser despreciada
engatusada en agrio vilipendio
(su dios creó con soplo de marido beodo).

Su mundo mira su divino rostro
reflejado en un vitral, 
escribiendo torcido el destino de su hija,
hija dispersa en el polvo de estrellas.

Insensato universo perfumado;
venden humo de incienso charlatanes
y loción posafeitado 
para el rasurado desamor.







El color de tus luceros

Foto de Aneesh Prodduturu: https://www.pexels.com Ansia y ansiedad levitan mi garganta engolada en tu ausencia yo esperando la parda noche d...