Solo yo deambulo en el camino
de los plataneros que se han mudado
con el traje planchado de domingo.
Ando yo con mi paso acompasado.
El cielo de la prima noche raso
se ha alisado de luna en primavera,
en creciente. Con bien planchado blanco
vestida está Selene en su trinchera.
Regreso yo despacio por la senda,
liturgia que celebro cada día
y al levantar la vista tú me alegras,
tú con la tiara que orna fantasía.
Fulge luz en tus rizos y rutila
en tus brunos cabellos el diamante,
diamante que es quimérico. Y en la orilla
donde finan las olas, tú, radiante,
sonríes bondadosa y se apostilla
con tu abrazo tu don tan fascinante
dulcísimo clavando la puntilla
que se chanta en mi pecho palpitante.
Fue fugaz y veloz el bello instante
que al cielo despejó de negra umbría.
Sol con que brillas, dulce Primavera,
a mi ser, a mi yo, lo has desnudado.