El cortés amarillo le ha pintado su gualda
a la extensa sabana con el oro
de flor del quimbombó áurea y pajiza.
En un banco sentado yo contemplo
la primavera de oro de don Rómulo;
así lo dejo escrito.
Acampanada inflorescencia pinta
tus labios marabinos
sonriendo el guayacán en tu mirada.
En tus pestañas veo asoleadas
las flores del botánico jardín:
la enredada trompeta,
la frondosa crasula,
la bellísima orquídea.
En la espesura de la primavera
dorada que regalan cuatro días
los curarires, miro desde el banco
sentado terminarse el mes de marzo
floreciendo guamachos leonados.
Pintado me levanto de rubio limonado.