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03 noviembre 2024

El diluvio

 

Foto: Europa Press



Un diluvio manó y castigo se hizo, 

impetuoso cayó el turbión del cielo.

Bajaron mares e inundó la tierra,

se creció el oleaje llevándose

almas ahogadas desgajadas de sus cuerpos.


Candaron labios y la cruel llorada

en coro resonó con eco helado.


Pronto nace el fangal, y sin la luz 

en los luceros, ciegos ellos vieron

el día ahogarse y perdidos erraron

en la niebla de la muerte segadora,

hiriente, sin escrúpulos, llevando

ante Dios su destino y ser juzgados.


Nadie lo previno y los de siempre

nos cargan su mediocre desatino,

a los muertos y a los vivos.


Vino del desastre lo mejor y lo peor

y muchos dieron pasos largos 

entre tantos despojos por fangares,

dejando atrás el hogar, lo querido.


Atrás quedó lo perdido en un tris 

sin sentido encontrar de lo real,

de la dura tormenta de la vida

que hizo en minutos dolor y luto.

Lágrimas lloran muchos y maldicen 

este sino, destino que es tan cruel.




Mi desvelo

Foto de Tom Fisk: https://www.pexels.com/es-es/foto/ropa-variada-3245120/



Vuelve insomne mi desvelo,

me despierto con dolor;

desespero por dormir

e impotente me levanto.


Recojo con arrojo la colada

que al Sol tendida yace seca.

Ella espera que la cuelgue

en esas perchas negras.


La liturgia que a diario

me acompaña inicia el día

con taza templada y un cigarro.

Suben voces de los bares.


Verso sin tino y de ese desatino

me repongo, sorbo, fumo.

Bellísimo tu trino me desarma 

y memoro contento tu semblante.








El color de tus luceros

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