Vuelve insomne mi desvelo,
me despierto con dolor;
desespero por dormir
e impotente me levanto.
Recojo con arrojo la colada
que al Sol tendida yace seca.
Ella espera que la cuelgue
en esas perchas negras.
La liturgia que a diario
me acompaña inicia el día
con taza templada y un cigarro.
Suben voces de los bares.
Verso sin tino y de ese desatino
me repongo, sorbo, fumo.
Bellísimo tu trino me desarma
y memoro contento tu semblante.
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