28 mayo 2015

EL LENTO MOVIMIENTO DE SU LÁNGUIDA CUCHARA






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El cielo está gris
En tus ojos afilados
Por la lluvia
Que retienen las mejillas,
Y en las sombras de la mirada
Se abren las puertas
Que oprimen el estómago
Y la palabra en la garganta.


Suben las plegarías
Hacia abajo, en tus huellas,
En el blanco que dibujan
Los nudillos prietos,
Exclamando un grito
Que ensordece ese silencio
Que envuelve el velo
Del luto que guardan
Tus besos rotos.


Se ha marchitado
El tiempo en la piel
Del alma,
Se ha manchado
En el papel el corazón
Pintado en colores de deseo.


Se han desbordado
Los precipicios,
Donde caen los sacos rotos
De los sentimientos ajados,
Por el tiempo que retorna
A ese punto
Donde la inflexión
Se vuelve paradoja.


Te has caído
Para no levantar
Las esperanzas en él,
Una sombra que no
Se refleja en el espejo
En que te miras
Cada mañana.


El café no humea
Mariposas danzando
En el centro,
Dentro del ombligo,
Mientras mesas
Tu cabello sin peinar
Observando su silencio
Y el lento movimiento
De su lánguida cuchara.


Pintas tus labios
Del gris de tus días
Anunciando la tormenta.
En tu mejor vestido
Hay un jirón de decepción
Y en tu valle
No crece la hierba.


El cielo está gris
Aguantando la lluvia
Del deseo de lo nuevo.


La frivolidad
Se ha hecho credo
Como un nudo de corbata,
La que ajustas mientras
Su aliento
Lleva el hielo
A tus pulmones.


Él se marcha
Cruzando la puerta
Mientras piensas saltar
Por la ventana
De tu tristeza.