Una chica que come un bocadillo
sonríe mientras algo está mirando,
otros hablan bajito.
A su vera se parte la muchacha
hablando con su móvil
a su oreja pegado.
Unos entran y salen
en Plaza de Castilla.
Un niño sentado a mi lado
platica con su madre,
ella mira su móvil,
sonríe a su hijo si a ella se dirige.
Llegamos a Colombia
y reparo en un hecho:
pocos conversan, el resto tocamos las teclas.
Todos tenemos móviles
asiéndolos las manos.
La joven con el libro
el asiento a la madre está cambiando,
hacia su madre el niño se prosterna
buscando el tacto dulce de su mano.
Ella sonríe a su hijo,
el niño está encantado.
Una pasajera lo que escribo cotillea
y yo me la quedo mirando,
se apartan las miradas.
A Avenida de América llegamos.
La lectora con gafas ha cruzado las piernas.
Yo convengo lo guapa que es la madre
del hijo enamorado.
Me detengo un momento,
los pasajeros cruzan el andén
mientras hace caricias la mujer
a su hombre honorado.
Solo yo estoy observando
este cuadro de vida
mientras el tiempo está pasando.
Anhelé que fuera contigo
que se nos quedaran mirando.