Al río Sanzu arribando adivino
pródigos los guijarros apilados.
Tres Cruces me señalan el camino
tasando pesos de nuestros pecados.
El puente adamantino buen destino,
el vado para los pocos errados
y nadando en serpientes el ladino.
Tantos destinos son allí aceptados.
Canto en el borde ordenado con tino,
Monte del Miedo con nublos cerrados
con el lago Usorisan de vecino
agrupa en la ribera a los finados.
Sucio o sin mácula, cualquiera vino.
Indiferentemente congregados,
fueren vulgares o muy destacados.
Íntegros, crápulas y el infantino
claman en los Tres Cruces apenados:
¡Ay que tortuoso es el largo camino!