17 junio 2014

DEVANEOS VANOS




photo credit: AL León! via photopin (license)




EL DESEO

¿Quién 
es quien
en sueños 
me desvela?

Ávido, 
sinuoso 
a veces, 
                       extremo 
a conciencia.

Rompo 
el alarido,
       dócil
           estólido.

Dolido.

Traigo sin traer lo que ansía el penitente:

Vanidad de ser como Dios y ser perdonado,
resucitar al tercer día y ser ambrosía.

Cada mote, cada tumba, cada vez que escribo
la lápida, el horizonte..., me miran y me digo:

- Norte. Sin aspirar a la nada en algo. 

- ¿En qué?

- Entre tus piernas


LA DESDICHA

No querría salir
aun que un viento helado 
me hiriera por dentro.

Entre tu bilis guardaría, 
y el tarro y la pringue, 
tus esencias,
y mis muchos abriles 
abrirían la alacena.

Higos, dátiles.
Rojo y verde 
melón de Argel.

Mi desdicha
se pinta
de azul, de rosa 
y de violeta.

Hay naranjas 
y limones,
fresas, 
chocolate 
y mortadela.



LA DESPEDIDA

Lo sé.
No lo sabrás 
por mí. 
He optado
por liberarte 
sin odiarte 
ni idiotarte.

Tal son los dones en este cáliz.

Acibarada hiel 
que amarga 
amaneceres de ocasos
y diluye lo azul 
en blancos algodones 
que pesan y caen.

¡Ay!, sigo sin ver París, 
ni Roma. En ti no está Roma.

Solitario soy el barco 
que a la deriva
besa la sal y 
regurgita peces y 
corsarios muertos.

Sin loterías. 
Sin apuestas. 
Sin juegos. 
Sin agujeros
en los bolsillos, 
en los calcetines 
y en mi loca cabeza,
cabeza romana, 
corazón helado 
esta alma ida mía.