14 julio 2014

LO QUE QUIEREN QUE VEAMOS: SOMBRAS



Imagina un antro subterráneo, que tenga en toda su longitud una abertura que dé libre paso a la luz, y en esta caverna hombres encadenados desde la infancia...”

Platón. La República. Libro Séptimo.





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La mención a la caverna de Platón se hace obligada. Hoy en día seguimos siendo esclavos que tienen una visión del mundo más deformada de lo que pudiera pensarse. De ver sombras a andar entre tinieblas no hay mucha diferencia.

Unas de las noticias recurrentes desde que tengo uso de razón es la del llamado conflicto palestino-israelí. No hay día, semana, mes y año que igual que una película de indios y vaqueros se nos presente a los palestinos como unos pacíficos lugareños y los israelitas como unos psicópatas asesinos.

Otra de las recurrencias informativas es la violencia de género. Esta lacra – como otras – no tiene visos de solucionarse. Y más cuando la legislación penal ha dejado de ser punitiva. ¿Se puede reinsertar un maltratador? ¿O un violador?

photo credit: Anoop Negi via photopin cc

Desgraciadamente hay otras noticias que no se ven porque no quieren que las 
veamos. Así, por ejemplo, en la tan exótica India, lugar de destino de muchos que se sienten atraídos por su espiritualidad, nadie ha considerado las barbaridades que no sólo hay a nivel social. En España todo el mundo abomina de las castas pero, al mismo tiempo, perdemos el culo para irnos a orillas del Ganghes a decir namasté sin ser conscientes que esa nación que exporta inciensos, gurús y películas de Bollywood, tiene una complejidad social injusta y despreciable.

Nadie repara en las bendecidas costumbres de esos salvajes. El otro día una niña de 14 años fue castigada a ser violada por un grupo de varones por un desliz de su hermano.

Las violaciones en grupo y el posterior asesinato de muchas niñas y jóvenes cuanto apenas tienen eco en nuestros medios de comunicación. Lo que no sale por la tele no existe. Lo que no está impreso en los periódicos es mentira. ¿En qué caverna vivimos?

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Cada vez que leo o escucho a femilistos y feministas hablar de igualdad, de cuotas y de otras paridades me viene a la mente lo que muchas mujeres están pasando en ese Oriente al que miramos con beatífica actitud. Niñas que son obligadas a casarse con ancianos, mujeres que son mutiladas por sus parejas o violaciones en grupo.

Nuestras almas están enfermas y nadie quiere darse cuenta de ello. Ya no hay argumentos, todo el mundo cree tener la razón. El castigo se ha desterrado y hemos adoptado la reinserción como objetivo en si mismo. Ni siquiera los crímenes horrendos tienen su justa correspondencia.

Habrá que ir pensando en desterrar los ritos, creencias, religiones y trascendencias que son perniciosas para el ser humano.

Apedrear a una mujer hasta la muerte y violar niñas como castigo a un pariente cercano ni puede ser justificado ni deber ser obviado por nadie: tiene que ser castigado sin más.

photo credit: Luz Adriana Villa A. via photopin cc
Y tengamos claro que ni encendiendo velas, ni respirando inciensos ni repitiendo mantras como loros vamos a conseguir ni la iluminación, ni la paz interior ni la comunión con todos los santos. Y mucho menos que se acaben ciertas salvajadas. Las plegarias y la buena voluntad sirven para tranquilizar nuestras conciencias y seguir viendo sombras de cara a la pared. Encadenados.