Fotografía: http://clasicosendd.blogspot.com/2013/06/cuando-el-destino-nos-alcance.html
En
España esta película la titularon “Cuando el destino nos
alcance”. Muy en la línea de filmes “setenteros” donde se
dibuja un futuro nada halagüeño.
Está
basada en el libro publicado en 1966 ¡Hagan sitio! ¡Hagan
sitio!, de
Harry Harrison.
El
film nos presenta un panorama en el que la superpoblación y la
escasez de alimentos han ahondado las diferencias sociales. El
populacho, el común, la prole, los desheredados, se hacinan en las
escaleras de los edificios incluso en las que sirven en caso de
incendio. Las mujeres jóvenes solo pueden aspirar a ser concubinas y
formar parte, junto al mobiliario, de las viviendas que se reasignan
a quienes tienen una posición acomodada en el escalafón social - no
en vano de aquel toman su nombre. –
La
soja es el alimento de las masas. Soylent
es la marca comercial de tan preciado manjar. Hay soylent
rojo, amarillo y verde (éste de novísima creación). Es el Soylent
Green
el que da nombre a la película.
Fotografía: https://elblogdemiguelfernandez.wordpress.com
La
inmensa masa siempre está dormitando lo que denota hambruna severa y
abandono de toda esperanza. La suerte está echada para esos
desgraciados a quienes solo les queda apiñarse en las escaleras, aguardar su turno en las colas de racionamiento o ser apartados bruscamente de las
calles por las palas mecánicas de grandes camiones que recogen a
esos parias como si de objetos se trataran.
Solo
los ricos tienen aire acondicionado, duchas con agua caliente,
confort, neveras repletas de alimentos frescos (verduras y carne) o
delicatessen como la mermelada. Un cuerpo de policía está en ese punto medio que
separa, como en un abismo, a las élites de los que no pertenecen a
las castas. Las iglesias están repletas de enfermos, inválidos y
pobres de regio abolengo. El Estado ha sido sustituido, de facto, por la corporación que suministra – una vez a la semana gratis – el soylent.
El
soylent
verde está hecho, a priori, de plancton de los generosos mares.
La
investigación de un crimen, un asesinato de uno de los directivos de
la compañia que suministra en exclusiva el soylent, sirve de hilo argumental a una historia que provoca
el desasosiego y la incredulidad hacia lo que el destino nos depare.
Fotografía: www.nadacomercial.com
Charlton
Heston y Leigh Taylor-Young protagonizan esta joya de la ciencia ficción. La ciencia y las
tecnologías han desheredado a las personas, incluso, de lo que Marx dejó escrito en su obra "El Capital" como la capacidad de realizar un trabajo: la fuerza de
trabajo. Negros augurios con tintes de
veracidad según lo que impera en el mundo del trabajo en nuestros
días: paro y jornadas parciales casi ínfimas. En ambos casos mal pagados.
Charlton
Heston se había especializado en ser el principal intérprete de
películas en los setenta que nos mostraban un futuro
muy desfavorable para la raza humana. Además de “Soylent Green”
protagonizó las memorables “Omega Man” (“El último hombre
vivo”) y “El Planeta de los Simios”.
Fotografía: ciclos-decine.blogspot.com
Como
ya comenté en la entrada sobre la película “La Fuga de Logan”,
en los sesenta y los setenta se generó una ola de “miedo” entre
la opinión pública occidental. No solamente el comunismo estaba
maldito (la URSS aún era el gigante que disputaba a EE.UU., la
supremacía mundial); la superpoblación y la crisis se cernían como
un ave de mal agüero.
“Cuando
el destino nos alcance” tiene una fotografía que logra desanimar a
cualquier optimista crónico u ocasional. Los tonos anaranjados son
como napalm. Logran transmitir esas sensaciones que solo el calor y
la desesperación provocan en las personas y en los animales.
El
protagonista es un policía honrado excepto cuando se trata de
llevarse todo lo que puede del hogar del muerto, ya sea comida, unos
lápices para su ayudante o, incluso, disfrutar de los goces del
mobiliario. Pero, además, resulta tener sentimientos;
experimenta la ternura, la lealtad y ese sentido del amor de
verdad, el que se sacrifica desinteresadamente. Su personaje obra al principio como un canalla, al final lo hace como un héroe.
Hay
que destacar a ese secundario de lujo que días después del rodaje
falleció de un cáncer, Edward G. Robinson, que deja momentos
memorables que sólo un actor de verdad logra interpretar,
transmitiendo un abanico tal de emociones que logra hacer levantar
al público y aplaudir a mano batiente. ¡Qué grande!
Fotografía: es.paperblog.com
No
dejen de ver esta película. Les desazonará aunque, al mismo tiempo, disfrutarán de una historia que invita a pensar como poco.
curioso que en ese futuro el lujo sean cosas corrientes, para la mayoria, alimentos frecos y agua caliente. hasta los pobres lo tienen de vez en cuando. no es un futuro nada prometedor.
ResponderEliminarSin duda. La imagen de las personas hacinadas en las escaleras dormitando a todas horas es muy expresiva.
EliminarUna distopía en toda regla.
duro futuro, es como mirar a la bola mágica de cristal, iguas es lo que nos espera
ResponderEliminarTiene toda la pinta. La distopía, como antiutopía que es, se va pergeñando.
Eliminarla tengo desde hace años,la consegui por el emule. la vi cuando estaba en tercero o cuarto de egb, años despues la emitieron en cine club a mediados de los noventa, y como la recordaba me quede a verla, es una de mis preferidas .
ResponderEliminarA mi me gusta mucho y me resulta, por momentos, desalentadora.
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