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Dulce es la despedida
que la noche bendice sin la sombra de Horacio.
No hay Carpe Diem,
no hay ¿amor?,
ni si siquiera hay primavera,
ni indicios, ni la cruda realidad;
un fugaz Carpe Noctem
o puede que un dejavù
o un misterio resuelto que se ahoga
en esa dura realidad que uno da por hecha.
Si no son cantos de sirena
puede que sea la caverna de Platón
la burbuja en que me encierro que me aleja de la luz.