Emerge poderoso relámpago tan fiero
que el cielo rompe y muge el trueno
a las nubes y al céfiro mordiendo,
su eco se expande con estruendo hambriento.
Melífica tormenta que anega los terrales
ignora a su paso
las quejas de las flores.
La lluvia en las casas desliza su llanto,
maineles mojados resbalan las manos,
ateridos los techos han sido bautizados,
resbala con patines su rocío
las quejas de las flores ignorando,
alegra con su ruido a mis oídos
a los pardales en sus nidos noqueando.
Melífica tormenta que anega los terrales
ignora a su paso
las quejas de las flores.
Uniéndose la noche con la luz
brinda la amanecida el nuevo día,
las nubes en el cielo nivelan la claror
espantando a la sombra su alegría.
El Sol que bien calienta
ahuyenta a la tormenta.
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