Me enfrento a la hoja en blanco sin saber
que escribir, sin saber que es lo que sé.
Me enfrento a la pureza del candor
con las manos sucias,
con la deformidad que mis dedos expresan.
Me enfrento a los recuerdos del pasado,
a los momentos que perdí sumido
en un sueño engañoso e infame.
Me enfrento con aliento poderoso
a la fuerza inclemente de los vientos
que me empujan hacia a ti,
que me alejan de mi
vencido por el Limia y su corriente,
sumido en el olvido del deseo
siendo la favila que flota por el aire
y se apaga devorando las cenizas.