Es soportable esta pesadez del estar,
pues sé que las horas no son eternas.
Dejarán de visitarme las mañanas
cada día para volverse la noche
velo lívido sobre mis cerrados ojos.
como la flor ajada
cada día para volverse la noche
velo lívido sobre mis cerrados ojos.
Es soportable saber que algún día
me iré sin despedirme,
sin molestar con mis prisas a nadie,
sin esta lenta agonía de vivir
me iré sin despedirme,
sin molestar con mis prisas a nadie,
sin esta lenta agonía de vivir
esperando la muerte.
Es soportable olvidar
lo que recordar nunca quise,
y echar de mi vida anécdotas
que se tornaron desvaríos.
y echar de mi vida anécdotas
que se tornaron desvaríos.
Es soportable
ver marchitar la belleza que fui,
como la flor ajada
en estiércol de recuerdos.
Es una bendición
decirte adiós sin despedirme.