Campuruso campesino
hombre jíbaro de campo,
tus ancestros extremeños
acá ellos vieron el último ocaso
entre Ceibas y el liso montesino
de los huertos costeños
donde del mar la brisa está de paso
y labraste en rocío de tus poros tuyos los sueños
de un porvenir que se intuyó en un lampo.
¡Ay, cómo brilla el Sol
y la luna recogida con estrellas
te amanta con la nana que te vela
vestido, boricua, de santo
con tus sandalias nuevas!
Tu hidalguía son pepas de girasol
tan picudas y tan bellas
esparcidas por un ángel en tu manto.
Empuña tu familia que abasteces
el amocafre en la estancia
y cultiva la yuca con la azada,
y el esplendoroso maíz,
y cría en el hato animales
que a las horas navegaron por las mares.
Jíbaro campesino heredero
de naborías y pequeños labradores
y pastores de la Mesta que conjugan los destinos
más allá de donde el Sol
se pone y junta en el mismo sudor
el mismo púrpura de sangre
con color de almagre esclavo de San Jorge de la Mina.
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