Hermana, con las lágrimas de Biblis
te construyo la fontana
donde insatisfechos se ahogan
los amores que no se corresponden,
los que nunca tendrán de tu tacto deseado
la caricia levísima del beso de tus labios.
Brollará de la fuente en tu jardín
el agua que nunca saciará
el desconcierto del rechazo,
de la espalda regalada,
de un adiós tan parco.
Escasea el amable pañuelo
y esa solícita mano que amable lo ofrece
desbordándose cauces y riberas
sin obtener la remisión del Creador.
En grises se difuma el arcoíris
secándose en tu fuente la esperanza.
 
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