Humazo lene flota de trufas en la morgue,
los soles de Abigail centellean azabache,
umbría que aprehende la blanca tez que elonga
candados los luceros que sueñan en silencio.
Dormido nubazón tan gris, tilinte soma,
botón sin el ojal que reposa allí presente;
era privado el cuerpo de su alma, frágil nimbo,
al éter elevado alumbra el vasto cielo.
Finada es ya la vida, titilan las estrellas,
dormida ya en los sueños emerge en humo negro
que leve está empujando. Cruza de largo el puente,
su vista mira al frente, figura que se arrastra,
desliza y que ha ascendido nadando sobre el suelo.
Turquíes onoquiles se ataron a Abigail
subiendo al firmamento por dioses bendecida..
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