04 junio 2014

CUANDO ME VOY

CUANDO ME VOY

No son las palabras,
sino el vómito,
ni los actos
la expresión excelsa.


No sabría sin escupir
mirarte a los ojos mi alma entera.

Impávido estaba, había dos lunas,
discernía lilas y verdes y sentía frío 
ante el flotante
peso de mis despojos.

Mis huellas en el azul 
abismo rizaban la arena, 
invitaba a las corrientes del mar
mientras en el cielo
acariciaba espumas
y blancos augurios
y salitre y algas y simientes.

Engullían tu fantasma las rocas
buscando tu miel:
París tras la ventana.

Andaba y veía huyendo,
y el sueño se deshacía en 
motas de polvo,
en gotas que 
golpeaban en los cristales 
y me despertaba la lluvia.

No está en los libros escrito
dejando huellas en la arena
o en el olor de tierra 
tras la lluvia renovando el alma 
a cada paso,
sino en la náusea,
el deber debido.

Ahora lo escupo,
no lo olvido y mi sombra
sale de mi
mientras mis huellas
siguen las corrientes
en éxodo a un lugar 
donde esconderme lejos 
de gotas que golpean
la lluvia en los cristales.