Abandonamos la carne
pintando la vida
de vivos colores,
mostrando la burla
al destino en el nicho de nuestra cuaresma.
Hoy comamos y bebamos asaz
y en tierra dejemos
los sayos. Abramos los libros
y escribamos con la tinta de los dedos un arco iris
multiplicado en nuestros rostros.
Nadie cree en nada
mientras pintamos la desdicha
y la alegría igualando
la carne en el disfraz de la muerte.