12 febrero 2015

SUBIR A TU VENTANA



Hoy no tengo ideas que plasmar en negro,
ni siquiera me apetece pensar en tu nombre
donde se contonean las olas.

No había previsto pensar en ti, 
y maldita la gracia y la hora en que te he visto,
de reojo, mirando complacida.

Ni te entiendo ni lo pretendo.

Como un libro abierto enseñas tu envés 
que habla sin decir nada que ofenda
ya que las palabras para ti han sido hechas 
para ser reverberadas como un eco infinito.

Hoy no había planeado 
subir a tu montaña para ver París
desde tu ventana ni observar la nada fijándose
entre tus manos huyendo igual que una escarcha al levantarse
el día dibujando el Sol una diana.

Hoy acabaron los maitines
y no se aclara esta morada.