photo credit: Irene Miranda via photopin cc
Vuelve la
aguja a
encontrar entre
los poros
el
lugar que
le ha sido asignado por
el galeno.
Vuelve a
pinchar cada
nervio venciendo el
obstáculo
de
la epidermis, rota con
mil lanzas,
con
los aguijones del
destino que
es materia
y aguja y
sangre empapada en
alcohol.
Suenan en
mi interior los
ríos que
vencen
el
progreso de
esta anquilosis que
invade mi
intimidad
y
la externidad de
mis dedos que
dibujan lineas
torcidas.
Llegan desde
abajo como
un péndulo enloquecido
los
mil síntomas dormidos y que no descansan
hasta
el día de
mi adiós.